(Elementos para una discusión fundamental)
Por estos días que el aire fresco de una tercera paz conmueve al país
político, aparece en el país nacional de la vida cotidiana, la absurda pretensión
de regresarnos 1.400 años a la oscura época medieval, prohibiendo de nuevo el
aborto a nuestras jóvenes.
El aborto no es un tema de mujeres, pertenece a su
compañero el hombre y a la humanidad. Como escena del imaginario social es hora
de aclararlo desde el conocimiento, la creencia, y el valor ciudadano para
defender este logro social en la legislación colombiana.
Mirada desde la ventana cotidiana
Comencemos por el principio. ¿En qué consiste el aborto? Según el
diccionario Pequeño Larousse, es “provocar la suspensión del embarazo”. Quienes
se oponen a esta práctica médica, lo
hacen desde el discurso religioso judeo-cristiano, que afirma que se trata del
asesinato de una nueva vida. El contexto de esta práctica es un embarazo no
deseado, y le puede ocurrir a cualquier pareja que lleve una vida sexual
regular, u ocasional. Nos limitaremos a las jóvenes que mayor número de casos
presentan.
¿A qué se debe este fenómeno? Salvo los casos de violación y otros que
no abordaremos, el embarazo no deseado se presenta por ignorancia, que incluye
falta de amor, desconocimiento de los ritmos de la naturaleza y la sexualidad
humana, pues la vida es sensibilidad e inteligencia no cálculo para sobrevivir,
como se nos sugiere desde hace miles de años. Silencian los críticos de la
libertad de la mujer para decidir sobre su cuerpo, rápidos para juzgar al
prójimo, que en las sociedades “incivilizadas” o “salvajes”, el embarazo no
deseado es la excepción, mientras que en las urbanas y cristianizadas es un
problema social.
Menciono el caso, estudiado por la antropología en la Isla de Bali, de Indonesia
en el Pacífico, donde su pueblo practica una sexualidad natural como ejercicio
de consciencia, y la concepción es un acto voluntario programado por la pareja
en la que la mujer es quien decide cuándo quedar embarazada, fenómeno que la
ciencia tecnológica es incapaz de explicar y de comprender. ¿Por qué se da esta
acentuada diferencia entre civilización y “salvajismo”? Lo veremos más adelante.
Decíamos que detrás del aborto hay ignorancia, sin embargo, hay algo
más grave, una planificación cultural de la ignorancia. Esta civilización
occidental basada en la razón científico-religiosa, por definición, es
represiva de la sexualidad humana. La ignorancia, como decía el profesor
Estanislao Zuleta, no es falta de conocimiento, es lo contrario, “llenura de
ideas”, rescatando al filósofo griego Platón. Se nos llena la cabeza de
razonamientos y creencias de “autoridades”, y ahora de información inútil, para
evitar que pensemos con la nuestra. Esto se llama “manipulación mental” que
incluye programación del miedo y “siembra” tecnológica de organismos patógenos
para la salud humana.
Así, todo saber que libere a la persona, que la haga dueña de su
destino y libertad para decidir por sí misma, es diabólico, o anticientífico. Y
esto incluye la función reproductiva, que es tabú científico y religioso, ya
que se la considera problema mecánico no de sensibilidad orgánica. El cuerpo de la mujer es calumniado desde hace más
de 1.500 años como territorio de pecado y perdición para la sociedad, por los
intereses patriarcales y machistas que nos gobiernan. Una limitación conceptual
que incluye considerar al universo vivo, como la cosa que se mueve, y las
máquinas no sienten. Se nos “educa” en la idea esquizoide que ciencia es
sinónimo de insensibilidad, de fría razón.
Así el territorio femenino humillado es también la naturaleza, el cuerpo
de la Madre Tierra, Gaia, expoliado sin límite por la economía de la codicia, depredadora de las fuentes naturales de la existencia,
que explota ideológica y materialmente a la mujer, al hombre, al niño, a los
animales y a todo lo que pueda ser objeto de renta contable. De manera que la
represión de la sensibilidad humana se transformó en “civilización”, y ha
producido en occidente la perversión del sentimiento y la sexualidad a la que
asistimos. Es absurdo seguir sosteniendo que el universo, cuya esencia es el juego
de polaridades sensibles e inteligentes, masculino-femeninas, se mueva sólo en
lo masculino, o en lo femenino, eliminando toda posibilidad de evolución,
movimiento y dialéctica social y natural.
Es costumbre que nuestros jóvenes practiquen la sexualidad con
angustia, o bajo estimulantes, a pesar de una, supuesta mayor libertad que
antes. Las anteriores generaciones hacíamos malabares entre amigos y conocidos,
para encontrar lugar y situación adecuada para hacer el amor con nuestra pareja.
Con esto me refiero a un ambiente sano y energéticamente dispuesto para esta expresión
del afecto erótico. Digo, supuesta libertad
de hoy, porque a pesar de las recientes campañas públicas de salud sexual, la
juventud ignora el significado profundo del sexo para el desarrollo de su
personalidad. Y volviendo al tema que nos ocupa, el embarazo no deseado pocas
veces es recibido por ellos con alegría, incluso puede ser motivo de ruptura, ya
que el procreador novato, supuesto varón responsable, abandona diligente y con muchas
escusas “la escena del crimen”, dejando sola a su amante, novia o moza, con
amigos, amigas y pocas veces la familia.
Las bien intencionadas campañas de salud pública sexual de los Estados
laicos, entre los que se supone se encuentra Colombia, por lo general se sitúan
en el terreno de la mecánica sexual, limitándose a recomendar el buen uso de
condones y anticonceptivos, cosa importante aunque insuficiente, ante el
fracaso mundial de una cultura integral con significado simbólico, espiritual, emocional
y de consciencia, sobre el gozo del cuerpo y la sexualidad humana. Nuestras
jóvenes no conocen su cuerpo y cuando “les toca” aprender, lo hacen a marcha forzada en escenarios
conflictivos, angustiados y de violencia moral o material.
Estas jóvenes y en muchos casos niñas, precozmente se gradúan de
mujeres con la pesada carga del pecado, la crítica familiar o su expulsión de
ella, la utilización perversa del dolor, y la experiencia frustrada de su
personalidad de futuras madres, esposas y amantes. Todo esto suma una serie de
eventos de una cultura machista e insolidaria. Por esto, la educación sexual no
logrará sanar la culpa, la milenaria tara del gozo humano, que la ignorancia de
las ortodoxias religiosas reproduce en todos los escenarios.
Ante esta negación “estructural” de afecto y educación desde la
familia, la escuela y la iglesia, fundamentos de esta civilización; ¿no es
lógico que nos encontremos enfermedad y “pecado”
por doquier? Ante este dilema cultural las instituciones oficiales, en vez de
educar, castigan, aunque esta tendencia disminuye en lo público. Y si vamos al
sentido original de la espiritualidad que
es la de sanar, ¿qué se hace? Se juzga y condena a la mujer, a la víctima. Una
aberración de método y más perversa interpretación moral, que pasa por alta fe
y elevada erudición en academias e instituciones gubernamentales.
Llama la atención la sesgada lógica del pensar dominante. En la
historia, quien se salía de la norma cultural era juzgado lo cual se
consideraba normal. Lo extraño, es que la causa esta disidencia era siempre “una
debilidad”, hecho que “coincidía” con la sensibilidad del sujeto, en cualquier
terreno de su cotidianidad. Las ovejas
negras de la familia y la sociedad, eran
y son en general, quienes buscan su propio camino, que al comienzo es un
sendero atropellado e inconsciente, pero visto y juzgado desde el monoteísmo
cultural de esta civilización, es un camino, “torcido” y “peligroso” para el
resto. Un detalle que debe llamar la atención, cuando trata de la crítica y el
juicio intelectual a cualquier “anormalidad” social, pues las ovejas sumisas del
rebaño social son cebadas hasta la estupidez, mensaje claro para el común de
los ciudadanos.
Parece que los “enemigos” de este modelo social que se pretende único, son seres humanos cuya sensibilidad, o es
mayor, o la expresan con valor, públicamente; y quien permanece “duro y fiel” a
la sombra del poder de turno, cuando “cae” en desgracia es prontamente perdonado,
una caída que siempre es afectiva, jamás intelectual, pues el frío intelecto es
motivo de gran orgullo.
En algún momento de su banal pero importante existencia, la servil
rutina del poder material agota a este hombre fuerte que regresa “a lo suyo”,
el sentimiento, y como “cosa extraña” se vuelve humano, “otra vez”, descubriendo
desagradables cosas como por ejemplo, que es otro tornillo del mecanismo del
sin-sentido llamado Progreso, y que
hay otros seres semejantes a él que también son “espantosamente” sensibles; son
padres, madres, hijos, hermanos, amigos, compañeros, o peor aún ciudadanos
solidarios, una enfermedad que se propaga en la escala inferior de la pirámide
social, aunque no siempre. Este es el instante fatal de la “caída” de nuestro
hombre fuerte. ¡Ojo! ¡Cuidado!
Enfatizamos este detalle, por cuanto la civilización occidental es abanderada del individuo y la democracia, es
decir, de la participación de todos, pero al parecer esto aplica a contadas
situaciones, como las que constan en la letra menuda de los contratos de
servicios públicos, que los colombianos de
a pie nos vemos obligados a firmar con alguna multinacional, cuya generosidad virtual
se exhibe en la defensa del medio ambiente natural, o que valientemente arriesga
su inversión en cualquier noble causa natural, como la minería a cielo abierto,
que sólo trata del “rescate” privado de la abandonada riqueza mineral del país,
para ponerla “al servicio”, otra vez, del mismo y calumniado en párrafo
anterior, Progreso.
Regresando a nuestro ejemplo de la joven “pre-abortista”, (ofrezco disculpas
al lector y la Academia de la Lengua por este criollismo), es decir, aquella joven
que en uso y abuso de la juventud de su cuerpo, es proclive al embarazo no
deseado y su nefasto efecto, el aborto. Una situación que la asalta después de la
semanal faena de locuras incalificables, que censuramos para no ofender el
pudor del lector, situación que aplica para casos benignos que dejan sólo guayabo
al día siguiente.
Sin embargo, esta joven debe ser libre para consumir los productos de
belleza e higiene íntima, si es cada tres horas mejor, y también para pagar la
operación de acrecentar las partes deseables de su cuerpo, con “leves” riesgos para
su salud. Y para que no se muera de hambre la afiliamos al sistema de seguridad
social, pues es preferible que la mate una EPS decentemente, ya que dejaría “organizada” a su
familia por la indemnización al ganar la demanda, no importa que termine
reclamándola su nieto pues ella aún es joven y bella. Es que la vulgar
inanición a la que aludimos antes, a pesar de estar más extendida que la peste
ya no está de moda, ni siquiera alcanza para llenar pantalla en los “cretinitys” diarios y pautar ratings de publicidad,
algo tan benéfico para la salud y la educación de nuestros muchachos.
Pero que conste que hay varones responsables en este país, pues estos
discretos caballeros pagan la cuenta de la moda global de la curva sensacional,
de densa silicona y efímera consistencia, aparte de ayudar a la pobre niña a
entrar al jugoso negocio de la inodora carne de la belleza. Eso sí, bajo
ninguna condición debe dejarse embarazar de cualquier tinieblo o vago sin futuro. Dada esta indeseable situación, sería considerada
grave problema social, sumado a otra carga familiar, con lo cual la mencionada
damita pasaría a otro estatus social, la de madre soltera.
Un experimento que sale carísimo por el gasto de leches, pañales, citas
médicas y vacunas que no necesitamos, pero nos obligan a usar por recomendación
médica multinacional. Para que el lector desprevenido no se escandalice, esta
reflexión también muestra la cara amable del país y de nuestras bellas jóvenes.
Así, esta “premiada niña”, pasando a uso de buen retiro con su nueva profesión
de madre soltera, a cuestas, se constituye en disputada reina de la secreta ocasión sexual,
para amigos, conocidos y demás varones del barrio, pues como dicen, no hay mal
que por bien no venga.
Si el lector pudoroso encuentra en este sumario de nuestra cultura
criolla, algún parecido con la realidad social, se trata de pura coincidencia y
acaso de mala maña de este cronista, que se ve a gatas para llenar de caracteres decentes la pantalla y justificar
ante sus amigos su ociosidad impaga. O también como rebelde anti-twitero,
predica a los cuatro vientos y las sagradas cuatro direcciones de la Madre
Tierra, que 150 caracteres no es comunicación sino vulgar frustración
tecnológica. Para terminar este memorial pregunto al mismo lector, si ya
llegamos al siglo XXI. Acaso, ¿No merecemos espacios humanos para disfrutar la
compañía de nuestros semejantes y diferentes urbanos?
O, ¿No merecen nuestros jóvenes lugares sanos para disfrutar la calumniada
sexualidad, que por si acaso, fue la que nos trajo a este mundo?
La sexualidad es el fundamento de la vida orgánica y consciente, y la
puerta para llegar a este plano tridimensional del universo. Sin embargo,
venimos siendo procreados en condiciones inhumanas, pero esperamos una sociedad
de seres “normales”.
Un trompo lógico que debe coger
en la uña la culta razón civilizada, pues de toda hierba existe en la viña
del señor, hasta la mala yerba legalizada en las tierras del Oeste legendario,
en nuestras propias narices de empresarios desplazados y sin dejarnos articular
palabra, pues nuestra combativa moral de país no alcanza tal distancia, porque
por aquí sí es cosa rara y peligrosa. Bueno, al fin y al cabo, cada uno cargue
la cruz que se ganó pero sin incomodar al vecindario, una cruz marcada para
algunos con grados de alcohol, y para otros con vulgares pesadillas de la
vigilia.
La enfermedad social aparece
primero como individual
En este punto, vale la pena una corta digresión sobre el tratamiento
valiente del alcalde de Bogotá, Gustavo Petro, de las adicciones de las
personas de la calle, medida que ha desatado malestares, calumnias, demandas,
comentarios pseudo-intelectuales, contra su programa humanista y científico, respetuoso
de la diversidad cultural y también experimental, por si acaso. ¿O es que la
política y la tecnología no se basan en la metodología llamada del acierto y el error? Un programa tal
vez atrevido para este país de arcaica tradición colonial en algunos sectores, y
no de raigambre sino de podredumbre aristotélica, cuyos postulados buscan
atravesar como palos en las ruedas de las nuevas políticas y los nuevos saberes
de los pueblos, que desde la milenaria tradición ancestral y la nueva física
cuántica, inspiran el laborioso caminar de la arriera sociedad colombiana, para
que llegue medianamente feliz, y con
vida, al siglo XXI.
Ante el sombrío panorama del universo ofrecido por la ideología
científico-religiosa, sin significado vital para la persona humana, vale el
énfasis; el ciudadano sensible se encuentra sólo, y algunos en su desesperación
se entregan a la mera vivencia de sus sentidos físicos pasando por la
experiencia de las drogas. Entre otras cosas, su rentable prohibición, como
antes el alcohol en Estados Unidos, la trepó a segundo mercado mundial de capitales,
luego del de la muerte, para las economías del occidente cristiano y civilizado,
repetimos. Esto nos hace pensar, que la verdad de la ciencia económica no yace
en los académicos y afamados balances de costo- beneficio, con los que
atiborran las cabezas de los incautos estudiantes, sino en la maña política que
astuta se estira y encoge de acuerdo a los calculados cambios de luna.
Ante la actitud antisocial del mal ciudadano aludido, el poder racional
constituido lo castiga y lo excluye
simbólica y materialmente de la sociedad, tratándolo como delincuente, escoria
social o enajenado mental. Porque esta persona usando de manera desafiante y
temeraria, su libre albedrío de consciencia, contra el que lucha la ideología civilizada,
decide un día salirse del rebaño social rechazando el “único” paradigma civilizado,
por la vía del sacrificio personal, el deterioro mental, emocional y físico. Pero
no se olvide que este ciudadano, es un rebelde, un enfermo y un ser sensible que
busca una respuesta vital, no sólo para sí sino para la sociedad robotizada,
sonámbula e indiferente de la que hacemos parte. Y la respuesta visceral desde
la autoridad y la fuerza, contradice el ideal del discurso civilizado.
En el Derecho y la Medicina se acentúa el castigo sobre la prevención.
En la salud se trata de la irrupción violenta en el proceso celular, contra la
estimulación de la energía orgánica para restablecer la salud. Decía el médico
naturista, Eduardo Alfonso, que, “El cuerpo es un solo órgano y la vida una
sola función”. Y en la ciencia cuando se aplica una metodología y se comprueba que es equivocada, se la cambia.
Pero cuando se insiste en ella a pesar de la evidencia en contra, esto ya no es
hacer ciencia sino política, política
barata de la que tanto abunda, pura ideología, para eternizar la misma
condición material.
Así, la salud y el delito por “fuerza mayor” adquieren categoría política,
pues la metodología empleada por el sistema institucional para tratarlos, en
vez de disminuirlos los multiplica, generando mayor disolución social. De esta
manera la impunidad deviene problema social, por esto las cárceles están no
llenas, sino reventadas de inocentes. Claro que “afortunadamente” los “escasos”
culpables andan sueltos de corbata en autos blindados con escoltas, o están ocupados
contra-demandando a la justicia que anda a pie, pues no alcanza a descifrar el
rosario de argucias que teje su tropa de asesores legales, eso sí, bien
publicitados por los medios de comunicación pues para eso sirven los poderes,
para defender lo nuestro, la elevada
idiosincrasia nacional.
Lo ideal sería que estas carencias de institucionalidad se transformaran
en salud para el ciudadano y paz social. Visto así, la enfermedad síquica y
mental en esencia es una rebeldía contra la manipulación del alma humana por
un modelo perverso de interpretación del mundo externo. Por esto la
metodología social en estos casos debe ser una
pedagogía humanista, no la vulgar técnica de ingeniería acostumbrada, que elimine
el paciente para suprimir la enfermedad.
Un método que nos recuerda la antigua lógica de conducta de hace 500
años en nuestra historia, la del Tribunal del Santo Oficio, llamada Inquisición,
cuyos ejércitos en una tarde masacraron a 30.000 cátaros en la Francia medieval,
en defensa del único Dios. O en nuestra América, la cruzada salvadora de almas
de los infieles de Indias, que con el devoto celo de la cruz y el arcabuz desencadenó
el genocidio de 60 millones de indígenas, así su dolor no conste en la amañada letra
escrita de la historia. Por esto sorprende, que algunas voces piadosas se alcen
contra una operación de salud física, mental y emocional de una adolescente o
mujer, y su familia, y jamás pronuncien un mea
culpa sobre los genocidios mencionados y documentados.
En este desvergonzado contexto “civilizado”, es imposible el desarrollo
sano de la personalidad de los jóvenes, sin arreglar pacíficas cuentas con este
pasado que lo obstaculiza. Insistimos que se trata de la misma filosofía, de la
misma metodología fallida, de la misma exclusión del otro diferente, de la
misma docta ignorancia, poblada de razonamientos aristotélicos, es decir,
buenos discursos pero falsos para interpretar la realidad externa del sujeto
sensible, o nuevo ciudadano que llaman.
En el aspecto educativo de esta herencia civilizada, el profesor
Estanislao Zuleta, decía que se trata de un fenómeno de “lactancia cultural”,
presente en academias, universidades y colegios, que se limita a repetir saberes
foráneos contra los nacionales despreciados. En síntesis, este modelo cultural que
nos malgobierna, trata de impedir que produzcamos conocimiento propio, políticas
propias, leyes propias, por la vía del “entretenimiento”
tecnológico, la privatización de la educación y la cultura, para que tengamos
alientos sólo para consumir, lo que llegue. Esto no significa despreciar el saber
de otros pueblos, sino comprender que la diversidad como ley natural, nace de
la particularidad de los saberes, no de su negación, que el monoteísmo
mercantil suprime en el centro comercial y en la academia.
Mirada desde el conocimiento
natural
La razón estrella contra la interrupción del embarazo no deseado, proviene
del dogma religioso que sostiene que el cuerpo en formación dentro de la matriz
de la madre ya tiene el alma. Sin embargo, esta idea sólo aparece en las religiones
judeo-cristianas de occidente. Otras culturas de la historia no lo consideran así
y tampoco las nuevas experiencias científicas, como lo veremos. El investigador
de las religiones Max Müller, dice, basado en su documentación histórica, que
muchos mitos de la iglesia católica se encuentran en otras religiones miles de
años anteriores como de la India y Persia:
“Aunque la religión cristiana haya ganado el corazón de un indio, y se le hayan hecho insoportables los
extravagantes absurdos de los Purana, (textos
sagrados de la India. O.V.N.) la fe de su infancia se prolongará aún, y se
revelará a veces en expresiones irreflexivas, de igual suerte que muchos
mitos de la antigüedad se han deslizado en las leyendas de la iglesia católica.”
(Mitología comparada. Max
Müller. Páginas 17 y 18. Edicomunicación. sa. 1988. Barcelona España).
Uno de estos es la descripción del viaje del alma y su llegada al nuevo
cuerpo. Historiadores independientes y escritores afirman que fue en el
Concilio de Nicea en el año 325, d. e., que tuvo lugar la escogencia de los
textos definitivos que conocemos de la Biblia, y citado por el emperador romano,
Constantino I, que se convirtió al cristianismo.
En este Concilio se desecharon historias reales de la vida de Jesús y
sus apóstoles, que no eran convenientes al patriarcado romano. La iglesia
católica ya era una doctrina oficial del Imperio romano, o sea, ostentaba
la majestad imperial. Al parecer fue
allí que se eliminó por ejemplo, que los apóstoles no eran 12 sino 120, de los
cuales la mayoría eran mujeres, así como doctrinas las espirituales que incluían
la creencia en la reencarnación. Como lo dice aunque ambiguamente la cita de la
Enciclopedia Encarta, que traemos, y que en nuestras palabras, desterró a la
mujer del poder sacerdotal, error que luego se “corrigió” promoviendo órdenes
piadosas femeninas, pero nunca hasta llevarla a las altas esferas vaticanas de
decisión sacramental:
“I Concilio de Nicea (325)
Primer concilio
ecuménico. Presidido por Osio, tuvo lugar entre el 20 de mayo y el 25 de julio
del 325 (siendo papa san Silvestre I) y fue convocado por el emperador romano Constantino
I el Grande para procurar reafirmar la unidad de la Iglesia, seriamente
quebrantada por la disputa surgida en torno a la naturaleza de Jesucristo tras
la aparición del arrianismo… También fue fijada la celebración de la Semana
Santa el domingo después de la Pascua judía, y garantizada la autoridad del obispo de Alejandría. En esta última
concesión se asienta el origen de los patriarcados.
(Enciclopedia Encarta 2001).
De manera que las religiones occidentales tienen poca autoridad moral
para juzgar a la mujer, y quien se interese por el tema investigativo, hoy
tiene bastante material histórico y de primera mano para ahondar. Pero regresemos
a lo que nos trae, la equivocada idea que el alma llega en la concepción.
La reencarnación de la
consciencia es ley natural no religión
La tradición filosófica de los antiguos griegos, algunas de las
religiones de la antigua India, de los Mayas, de los Inkas, de los Muiscas, y
de las culturas nativas de los pueblos de vida natural del mundo, consideran
que la consciencia es el principio de la vida y existe más allá del
espacio-tiempo. Que es eterna, siendo los universos creaciones de forma y
materia para experimentar el plan evolutivo de la experiencia de la divinidad,
o sea de la consciencia en todos los
planos de la vida. Dicen estas tradiciones, que el universo es Uno, uno en lo
diverso, uni-verso, o también, multi-verso, formado por los acuerdos de las
infinitas consciencias que somos todos nosotros y las otras infinidades de
seres de otros universos.
También dicen, que el universo es multidimensional, es decir, que hay
muchas dimensiones de la existencia de la energía universal. Esto significa que
la energía universal, es sensibilidad e inteligencia, Hrafue del Huik, El
Corazón que Habla, dicen los Huitoto, de la alta amazonia colombiana,
ecuatoriana y peruana. Y, ¿qué significa la evolución? Es el incremento de la
frecuencia vibratoria de la consciencia individual. Por ejemplo, la capacidad
creadora de vida de un sol es miles de veces mayor que la de una luna, y así
con todos y cada uno de los infinitos seres del universo, de tal manera, que se
puede decir, que la forma física
corresponde a la tasa de vibración de la energía individual, o
“personal”. Esta evolución se da por ciclos evolutivos en el tiempo, y cuya figura
simbólica es la espiral.
Hay que anotar, que las sociedades humanas aprendieron métodos para
acrecentar esta frecuencia vibratoria, como la meditación y la oración, artes
marciales, que son focalizaciones de la energía, como cualquier concentración
en alguna actividad de estudio o deporte, método que las religiones deformaron
con prejuicios para manipular la mente del creyente.
Sobra mencionar que a mayor capacidad de energía, mayor salud y
capacidad para manejar las fuerzas externas del mundo material, por esto, hilando fino, encontramos en la historia que
los poderes materiales, combaten la
libertad de consciencia y su capacidad autónoma para modificar la realidad externa, a través de la
promoción simbólica y material del miedo y la angustia, que son ladrones de la
vitalidad humana.
Esta energía universal que es la materia prima de lo que existe, toma
los “vestidos” que necesita para manifestar realidades. Por ejemplo, tomemos el
agua. Las moléculas del agua pueden tomar tres estados en nuestras condiciones
físicas: sólido, líquido y gaseoso, condiciones que dependen de la temperatura.
Así, si calentamos el agua más allá de los 100º se evapora, si la metemos a la
nevera a cero 0ª grados, se congela, y si la dejamos a temperatura ambiente se
mantiene líquida. ¿Podemos afirmar que el vapor de agua no es agua porque es
gas? No. Igualmente con las otras formas que toma este maravilloso elemento
vital. Lo que observamos son estados diferentes de la misma molécula de agua,
estados diferentes de la energía y distintas velocidades de vibración de sus
moléculas, que en el hielo son lentas y en el vapor son rápidas.
Pero hay otro caso sobre la forma física y la consciencia. El de la
mariposa. Este bello insecto antes de volar se arrastra, es gusano. La mariposa
no nace mariposa, se hace a partir del desarrollo de su ADN, que en algún
momento del tiempo, muta, cambia, a ser de características extraordinarias
visto desde el mundo gusano. O sea, es el desarrollo de la consciencia de
gusano el que lo lleva a ser mariposa, diríamos. Se trata de una evolución
energética y orgánica. Una transformación producida durante un letargo similar a
la muerte, al sueño, para despertar como “otro” ser alado. Esto muestra que la naturaleza
siempre es pedagógica con sus seres, en lo bueno y en lo supuestamente “malo”.
Los antiguos sabios decían, que el verdadero conocimiento se encontraba en el
libro de la naturaleza, para quien tuviera la sensibilidad y el valor de buscarlo.
Tenemos entonces, que el alma o la consciencia del cuerpo físico, que
aunque tienen diferencias vibratorias, las tomaremos parecidas para ilustrar
nuestra explicación. De manera que el alma existe más allá del tiempo. Es
decir, hay un principio universal que sobrevive a la forma de la materia física
que es histórica, nace crece y muere. El alma tiene otros atributos energéticos
superiores con relación a su envoltura. El cuerpo físico es parecido, desde la
tecnología actual, al disco duro que guarda distintas y limitadas memorias de la
energía que denominamos información, que como sabemos no cabe en ningún disco
duro individual. “Pequeño detalle, mi querido Watson”, que no debe escaparse,
al decir del literario y famoso detective inglés, pues esta información constituye
un orden, un plan, que un programador universal y que como colectivo somos
todos, organiza para x fin. Si esto no fuese así la forma material no podría
existir, no habría un programa que organice sus elementos para cumplir su finalidad
histórica cualquiera.
Aquí tenemos un ejemplo de la multidimensionalidad del universo. Si el
alma y el cuerpo tuviesen la misma característica física, no habría evolución,
no habría cambio, porque el cambio es evolución de un orden, no vulgar
sustitución mecánica de lugares y situaciones como lo considera la tecnología, al
referirse al universo, pues se trata del cambio orgánico, de la vida, no de
cosas muertas que se mueven, es por tanto intencional, va algún lado, por esto el gusano no evoluciona
en araña, sino en mariposa y tampoco en paloma. Se trata de la diferencia de
patrones de movimiento, de vibración de las partículas y células del universo, o sea, de dimensiones, algo que
la tecnología no comprende, y que los Mayas conocían muy bien, tanto, que hasta
hoy mantienen la perplejidad de la ciencia mecánica moderna.
Por esto la vida que es infinitud y diversidad, no puede explicarse
como un fenómeno puramente físico, tiene otros aspectos extra-físicos o
metafísicos. Si fuese ese el caso de esta limitación, entonces, al estudiar el
mundo del gusano, concluiríamos que este muere en la hibernación y no pasa nada
más en su aburrido mundo gusano. Y si alguien dice haber sido testigo, que el
“cadáver” de un gusano se elevó como mariposa pues sería candidato de facto, al manicomio, ya que nos
dirían que está probado que en el mundo gusano sólo existen gusanos, y las
mariposas son fantasmas inventados por el extraño humo de brujerías primitivas.
La imagen de la verdadera forma del universo se encontraba en los
antiguos, cuyo saber “se perdió” en los vericuetos de la “decente” historia que
nos han contado. Recordemos para los creyentes, las palabras de Jesús de que
dijo, que “existen muchas moradas en el reino de mi padre”. Estas ideas
científicas sobre la vida y el universo están presentes en los mitos de las
antiguas tradiciones indígenas, repetimos, un sabio conocimiento a recuperar.
Las tradiciones antiguas filosóficas, mitológicas y religiosas,
consideran que esta alma ingresa al cuerpo en el momento del nacimiento, con la
primera respiración, pues el aliento, es la fuerza vital de la divinidad, es el
aliento divino, llamado Prana para los hindúes, Chi para los antiguos chinos,
Ki para los antiguos coreanos y Éter para los alquimistas de la Edad Media, los
verdaderos padres de la ciencia moderna. Se trata de un principio vital que
anima a todos los seres por igual. Por esto, algunos taitas se ríen cuando algún
intelectual se ufana de negar con razones la existencia de Dios, claro del Dios
aristotélico del discurso religioso, dicen que si alguien quiere saber dónde
está Dios, “que respire bien hondo”.
La respiración es fundamental en estas tradiciones. En el mito
amazónico de Yurupary, aparecen dos personajes que son maestros y alimentaron
al héroe venido de la Constelación de las Pléyades, “a cambiar las costumbres del mundo”, Dzuri y
Meriri, espíritus de la respiración,
como aparece en la investigación y comentarios de este mito en la obra de mi
autoría: “Yurupary el hijo de las
Pléyades que fundó una nación en el Vaupés”. Para ilustración sobre otra
cosmovisión indígena del mundo, traemos
unas palabras de los pueblos nativos de la Sierra Nevada de Santa Marta en
Colombia:
“En el comienzo de los tiempos Kakua Serankua creó la Tierra. La hizo
fértil y la tomó como su esposa… También hizo las estrellas, el sol y la luna,
y todo… Nuestra respiración es el mismo hálito que brota del mundo; es el
aire, los vientos, y la brisa. Todas las razas son iguales; a cada una se
le dieron sus propios derechos y sus propias leyes de manera que no dañasen a
sus hermanos y hermanas.”
(Los guardianes de la Tierra
sagrada. Revista Survival Internacional. Madrid. 1994).
La reencarnación es una dialéctica de la consciencia, un desarrollo de
sus propuestas de vida y a la vez un principio natural de la energía cósmica.
No se necesita estar matriculado en ninguna religión, para saber que es parte
del proceso de cualificación del universo en sus células básicas, en este caso
humanas. También es la autonomía de la consciencia que es la libertad para
vivir y decidir sobre su experiencia vital, lo que los antiguos llamaron el
libre albedrío.
Esta milenaria idea ha encontrado su confirmación en las teorías de la
moderna física cuántica, que considera que el universo es un ser con
intencionalidad, que es un concierto de campos de energía que existen más allá
del tiempo. Por ejemplo, el científico Rupert Sheldrake, sostiene la teoría de
los campos de forma, campos mórficos, que son campos de
energía que preexisten a los procesos materiales entre los cuales se
intercambia información sin pérdida de energía, la famosa Entropía, causa
mecánica final de toda vida que desde la astronomía decretó la muerte del
universo, no por la vulgar inanición como nuestra joven madre afiliada a las funerarias
EPS, al fin y al cabo son de la misma familia de presupuestos ideológicos, sino
por el espantoso frío.
Me llama la atención el parecido conceptualmente punitivo de esta
teoría tecnológica, con el pavoroso castigo religioso del infierno, haciendo constar
que son concepciones primas, en donde el ciudadano de a pie no gana ni una para la eternidad de su
consciencia, siempre sale perdiendo. Aunque hay que reconocer, que la
medieval teología aventaja a la moderna
tecnología, pues prefiero morir calentao que congelado.
Volviendo al profesor Sheldrake, y sus campos mórficos, así se trasmitirían
las cualidades orgánicas de las especies
en el tiempo. Uno de sus ejemplos es el de un ave, el tordo, que aprendió a
quitar las tapas de cartón de las antiguas botellas de leche. Luego de lograr
esta nueva destreza, diece su investigación, todos los tordos adquirieron esta
cualidad sin esperar las siguientes generaciones, debido a la presencia de
estos campos mórficos que existen más allá de la forma de cada especie.
Otro ejemplo sobre la realidad de la vida más allá de la muerte, es el
las nuevas terapias de las medicinas alternativas para sanar las emociones,
entre las cuales destacamos dos. Una es la de las Constelaciones familiares, en la que se considera que la familia es
un abanico de papeles de las personas para lograr una meta común, previamente
acordada por sus miembros en vidas anteriores. Esto se probó en la cura de
miles de casos de enfermedades algunas incurables para la medicina industrial,
dadas a pacientes por quienes practican esta terapia en el mundo.
Otro caso, que puede consultarse en internet, es el del doctor Eric
Corbera, con su terapia de Biodescodificación
de las emociones, que lleva 30 años de experiencia por el mundo y con
equipos en muchos países, terapia que prueba
que las enfermedades, adiciones, gustos, afinidades y diferencias entre los
miembros de las familias, responden a patrones de conducta de anteriores experiencias
de más allá de la muerte, en pura consciencia, que en esta vida, o se repiten o
se superan.
Es decir, es imposible estudiar la enfermedad o la salud de alguien sin
tener en cuenta su historia, no sólo clínica de “la “enfermedad” sino del transcurso
del alma en otras experiencias temporales. Traigo estas notas, de pública comprobación y de ambientes de las
ciencias alternativas de la salud, para mostrar que la reencarnación no es una
creencia religiosa sino ley natural de
la consciencia cósmica, que las iglesias deformaron en la historia humana para
sus fines particulares.
Para finalizar nuestra reflexión, es falso que al interrumpir un
embarazo en los primeros meses, se mata a alguna nueva vida humana. Por otro
lado, si como vimos la reencarnación es una ley natural, el alma del que va a
nacer sabe que esa es una experiencia frustrada por alguna circunstancia y en
otra experiencia de vida se entenderá el por qué. Se sabe de casos de almas en
esta circunstancia que volvieron a nacer en la misma familia pero de otra
hermana de la frustrada madre, o en otro de sus embarazos. En este proceso
cósmico de la evolución, el castigo sólo proviene de las mentes autoritarias de las iglesias. Si el universo es un
conjunto de consciencias iguales en esencia, es una descarada ignorancia tratar
el tema como castigo por una experiencia “fallida”, esto es pura ideología no
espiritualidad, con el secreto ánimo, probablemente inconsciente por quienes
repiten como loros estos juicios, de
infundir miedo y reprogramar hacia el rebaño, esta libertina actitud adolescente salida “de padre”,
mejor dicho, “de macho”, por su natural juego instintivo.
Quienes desde la docta ignorancia de las verdades universales, juzgan a
las jóvenes que se encuentran en esta situación, no comprenden o no quieren
comprender, llevamos muchos siglos de creer que el error carece de
intencionalidad, un hijo no deseado es un potencial delincuente, un ser humano
desdichado, y si de pecados se habla, es un
pecado mortal traer hijos a sufrir a este mundo en esta condición emocional,
peor que la miseria material, cosa que poco se menciona, pues la soledad y la
angustia moral y síquica, son la peor tiranía para cualquier ser humano. Es
decir, no tiene la más mínima idea del significado y valor de la vida humana,
de su elevado propósito en el universo, al parecer sólo les preocupa la
autoridad y vanidad de su efímera dignidad material.
Desde el sicoanálisis sabemos que el deseo del sujeto es el que inventa
el mundo. Es decir, la realidad es existe en la medida en que la nombro con mi
deseo, con mi palabra. Por esto el profesor Zuleta decía que, “no existe discurso neutral, y menos en la ciencia”.
Si esto es cierto, y el deseo de un sujeto inventa la realidad, entonces, un
ser que nazca no deseado por su madre, ni por su padre, es un crimen mayor para
la sociedad que el aborto de su nacimiento orgánico. Y como sabemos,
nuestra historia está llena de madres solteras que arrastran hijos para la
guerra y la delincuencia.
Para finalizar diremos que se trata de una serie histórica de fracasos
ya mencionados. De manera que se trata de la crisis final de la civilización, proceso
en curso anunciado desde hace 5.200 años por los Mayas, que calcularon que esta
larga noche oscura de la humanidad
terminaría el 21 de Diciembre del 2012, en la que se iniciará otra etapa, la
verdaderamente humana de nuestra única raza.
OMAR VESGA NÚÑEZ
abarist.blogspot.com
Cali 26 de Septiembre de 2012