Tal como se
presenta la degradación de nuestra democracia, parece ser que el simple
ejercicio de introducir un tarjetón en una urna el día electoral legaliza y
justifica todo lo que ha sucedido en nuestro Departamento en los últimos años,
es decir quealguien que sale elegido en ese proceso obtiene patente de corso
para robarse los dineros del tesoro público,producir el desgreño administrativo
y por medio de la politiqueríaimponerle una pésima representación parlamentaria
dedicada más a satisfacer sus intereses personales que a defender la región, lo
que explica la degradación que a nivel del Estado y del presupuesto nacional a
sufrido esta comarca. No hay una bancada vallecaucana que en bloque defienda la
comarca como si la tiene los departamentos de Antioquia y la Costa Atlántica.
La “rosca
política” regionalde todos los partidos, sin excepción, ya establecida en los
centros del poder de la capital de la república, ungidas con todos los
atributos legales, se permiten disponer desde sus curules el futuro de la
región sin tomarse la molestia de consultar la voluntad de sus electores. Está
ya establecida la ley de:nosotros decidimos desde acá lo que ustedes deben
votar allá. Tal parece que estos “patricios” pretenden ser los únicos que saben
hacer las cosas y los miles de ciudadanos gobernados son apenas unos menores de
edad incapacitados de tomar decisiones. Por medio de la administraciónlos
avales de sus partidos nombran alcaldes,designan gobernador y de esta manerase
apropian del presupuesto departamental y municipal. Esto ha traído como
consecuencia dos cosas: la quiebra del Departamento, más los municipios y consecuentemente la ingobernabilidad de la región
producida por la cascada de suspensiones de gobernadores, de alcaldes por los
entes de control. Vistas las cosas desde esta perspectiva, parece que el voto manipulado
de forma directa e indirecta es la hoja de parra conque se trata de tapar la
inmoralidad en el manejo de la cosa pública en esta región ya que la “democracia”todo
se los permite.
De otra parte y
reñidos con los principios de la izquierda y con la voluntad de su militancia,
los dos parlamentarios vallecaucanos del Polo Democrático se han echado muy a
pecho su condición de jefes del partido y les ha dado por legitimar las
jugarreta de la manguala centralista
presentando un candidato de la oposición, que a decir verdad no tiene ninguna
opción, ya que para la comunidad vallecaucana es un perfecto desconocido y no
tiene el tiempo suficiente para lograr calar en los electores y derrotar las añejas
maquinarias electoreras establecidas en los municipios y además su candidato
con sularga trayectoria como sindicalista en la Universidad del Valle no logra
las mejores referencias tanto de profesores como de alumnos. Tal parece que el
propósito de los jefes del Polo es solo la reposición de los votos, así
legitimen con ello un atropello contra el departamento y las clases populares
que ellos dicen defender.
De otra parte en
este carnaval electorero se presentan toda clase de personajes que pretenden
seguir sacando rédito de su pasado revolucionario y desprovistos de toda vergüenza
y coherencia ideológica, andan migrando desesperadamente de un lado para otro (ya los vimos al lado del destituido gobernador Useche)
tratando de ubicarse en cualquier cargo público, porque lo único que les
importa es ser burócratas profesionales, sin tener en cuenta los intereses
generales y para justificar sus incongruentes posiciones y malas compañías se posicionan en imposibles éticos malamente
argumentados como en esta perla: “al pobrecito señor Juan Carlos Martínez se le
ha satanizado demasiado”, cuando la opinión pública sabe muy bien que este todo
poderoso señor ya fue juzgado y condenado por los más altos tribunales de la
nación, por lo tanto es el mayor responsable
de la lamentable situación del departamento. A Dios gracias, estos “independientes”
son un insignificante grupo que hoy están buscando cupo en la manguala
nacional.
Como soñar no
cuesta nada, el deseo lleva a pensar que sería ideal que los vallecaucanos se pusieran la mano en
el “considere” y les diera algún día por rebelarse ante esta situación, vieran
en las próximas elecciones atípicas con la designación de la mediocridad ungida para próximo gobernador por
el sanedrín residente en el Olimpo bogotano y no teniendo
otra opción viable, la ciudadanía vallecaucana les respondiera con un rotundo No, votando abrumadoramente por
el voto en blanco el próximo primero de julio.
Votar en blanco
es hoy la consigna para los vallecaucanos hasta que las cosas cambien y el Departamento
encuentre su verdadero rumbo y con ello un mejor futuro.
MANUEL JOSÉ
GONZÁLEZ
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