viernes, 23 de noviembre de 2012

Hacia un Nuevo Liderazgo Político, a Partir del Reconocimiento, la Identificación, la Integralidad, la Comunicación y la Cooperación Barrial

PONENCIA PRESENTADA POR: FERNANDO ECHEVERRY Economía Pública y Desarrollo Local Ph.D ©.  Ponencia presentada  en el grupo de trabajo del movimiento MANO A MANO CON CALI


Cansados, muy cansados, están los lideres en los barrios de la operación política de los líderes políticos tradicionales, que los tratan como si fuesen taxis, es decir que cada vez que hay elecciones, les ponen un taxímetro que cuenta el número de votos que le van a colocar a el candidato y por ese número de votos posteriormente --si es un candidato que cumple-- ha de iniciar la repartición de puestos de la administración--esto si le alcanza para todos--. Tanto así, que muchos desean terminar con esta práctica de alquiler, que va en perjuicio del interés y bienestar general, y que hoy por hoy, es una de las causas del mal manejo de los recursos públicos, que posteriormente se convierte en el motor de la corrupción y el detrimento del patrimonio público. Se socava la identidad de los barrios y la actividad de los líderes pierde legitimidad, esta es una de las formas en que se debilita la voluntad popular, pues esta práctica divide los criterios generales y los desvía hacia la satisfacción de los intereses particulares del político de turno.

Somos conocedores de las grandes necesidades de cada uno de los habitantes de los barrios, nos damos cuenta también que la mayoría de la veces lo políticos obtiene lo que desean del barrio, pero nunca vuelven a saber de él. Lo que planteamos es todo lo contrario, cada barrio es el acontecer de vida ciudadano y su mejoramiento implicaría el mejoramiento global, es decir, nada ganamos con hacer obras que no afectan sino a un determinado sitio de la ciudad, y que por lo general, favorece a sectores cuyas necesidades se cubren satisfactoriamente.

Los barrios son la unidad más pequeña en la planificación urbana, y su actividad económica la mayoría de las veces no se privilegia, a tal nivel, que la gran masa de población barrial desconoce el potencial del barrio en el que vive. La mayor parte de las veces, esto obedece, a que se piensa solo en el barrio para épocas electorales, se hacen muchas promesas a los habitantes, incluso el líder ha arriesgado su credibilidad asumiendo el compromiso del político que él apoya. Posteriormente ese líder deberá enfrentar  a la comunidad por las promesas incumplidas y los planes fallidos.

Se justifica entonces en época tan difícil seguir arriesgando por las promesas incumplidas de estos líderes políticos de excelsa prosa, pero de tan estéril proceder. Un líder debe privilegiar la integralidad y la comunicación cuya actividad debiera tener como fin la cooperación, no solo en la esfera del barrio sino inter-barrial. Cada día en los barrios es diferente, nunca  el acontecer es el mismo. Esa dinámica,  es la que permite acometer diferentes proyectos, adecuaciones, reorganización, pero ¿Que pasa actualmente? La actividad del barrio no se promociona, las iniciativas se esterilizan antes de ser siquiera puestas en el papel, pierden relevancia así hayan sido incluidas en alguno de los papeles, que obligadamente por ley debe elaborar el funcionario de turno encargado, llámese Alcalde, secretario de despacho o gerente de empresa descentralizada--plan de desarrollo, planes parciales, planes indicativos, planes de desempeño etc. Es por eso que sobre esta situación y su perspectiva es en la que se  debe actuar. Es un enfoque centrado en el desarrollo barrial, partiendo de barrios más seguros, más iluminados, más participativos. Barrios donde  no falte el pan en la mesa de los vecinos, es volver a saber que pasa en el barrio. Un barrio donde sea satisfactorio  vivir, donde podamos socorrer al que necesita apoyo, porque, aunque no nos sobren los recursos, siempre contaremos con una estrategia para resolver cada una de  las problemáticas que se nos presentan con el apoyo de la municipalidad, desde nuestros grupos sociales de apoyo comunitario.

Todo lo anterior apunta hacia un objetivo y ese objetivo es precisamente no llegar al electorado con una plataforma política que salga privilegiando la clientela y el empresariado político, forma de actuar cuyas consecuencias son la profundización del caudillismo y el gamonalismo en un proceso que ha causado una elevada indeterminación política, alejando muchas mentes valiosas del quehacer político. Esta situación se presenta no sólo en el proceso político, este empresariado político se adueña de los procesos contractuales poniendo a su servicio todo el sistema administrativo público, se adueñan de sectores muy representativos presupuestalmente hablando, como la educación, la salud y la infraestructura. Tal esquema es contario a un sistema que privilegie la igualdad democrática y la justicia. ¿Cómo lograr un nuevo liderazgo político donde se tengan en cuenta estos dos elementos tan importantes para lograr una sociedad bien ordenada? Y a la vez que permita contrarrestar esa indeterminación política en que esta sumida nuestra nación, bueno, el planteamiento requiere un liderazgo basado en el reconocimiento del ciudadano, de recuperar su autentico papel protagónico en la civitas, es como dice el titulo de esta ponencia, UN NUEVO LIDERAZGO POLÍTICO, A PARTIR DEL RECONOCIMIENTO,  LA IDENTIFICACIÓN, LA INTEGRALIDAD, LA COMUNICACIÓN Y LA COOPERACIÓN BARRIAL.

El barrio es lo que he denominado  la ciudad en pequeño formato, el se convierte en el reflejo y a la vez en célula activa del acontecer de los hechos sociales y económicos, es algo paradójico cuando un candidato está en campaña, camina por los barrios tratando de cautivar a los electores pero después de su triunfo, si lo consultamos con un ciudadano al azar posiblemente este nos diría con desenfado ¡obvio el candidato nunca volvió por aquí!  
Esperamos una nueva ola en la administración local, no una ola que arrase todo como un tsunami sino todo lo contrario, necesitamos una ola que nos traiga perspectivas nuevas que nos permita activar una era de cambios importantes para la construcción de ciudadanía. Una visión renovada basada en la perspectiva del desarrollo  local. Para ello es importante un cambio de estructura, un cambio en la manera de ver las cosas y de plantear los significados a partir de esa mirada, no basta con solo cambiarle el ritmo al corazón, dada la gran dificultad para mantener el ritmo si las diferentes  partes no están armonizadas. La visión construida a partir del desarrollo local puede generar algo muy importante de lo que hoy por hoy adolece la ciudad colombiana, es la falta y carencia permanente de articulación de los intereses locales y donde se ignora de continuo los intereses y los derechos de los habitantes de la ciudad.

La ciudad requiere de un plan visionario o en su defecto una serie de planes visionarios equilibrados, conmensurables y participativos.

El trasfondo de todo es que le dimos la espalda  al trabajo duro, a la construcción desde lo mínimo, pues nos dimos a la tarea  de apostarle a lo grande que no es malo ni perverso sino que mas bien crea un efecto doble, así, por un lado, posterga el  gasto social muy importante para fortalecer el tejido social y por el otro, deja para la estructura económica de la localidad una carga fiscal muy importante que le acompañará por algunos lustros, máxime cuando se recurre al esquema, ese sí perverso, de la permisividad en el manejo discrecional –las llamadas vigencias futuras--de las autoridades políticas del municipio.

Para un secretario o jefe de planeación es muy sencillo dedicarse a planificar sobre las cosas grandes, pero ha tarea harto difícil y azarosa trabajar la planificación desde la unidad más pequeña, es decir desde los barrios. Es engorrosa y más problemática porque los ciudadanas y ciudadanos pueden ejercer control social a la gestión pública y al trabajo de los funcionarios. Lo que se convierte a veces en inaceptable y que ocurre actualmente, es que, se hubiere privilegiado este tipo de manejo y que además no se hiciera una buena gestión. Por eso la planificación debe hacerse desde y con los barrios, en aras de la transparencia y en procura de un proceso de planificación asertivo y participativo en suma, el barrio, nuestros barrios y los corregimientos son parte del territorio ¿Acaso es que la suma de los territorios  da un resultado  diferente? Cada lado de la ecuación cuenta, no es un proceso de suma cero. Y es evidente aún si lo vemos gráficamente y geográficamente. Pero la ciudad no es solo la ecuación que relaciona su superficie, en esta identidad juegan los sentires, los amores, las aspiraciones, los sueños, por ello es necesario e imperativo construir un sistema auto-referente entre la administración municipal y los barrios. Para ello hay que “eliminar” la intermediación clientelista,  sino se hace, es como si entre una pareja de esposos con problemas se aceptara siempre la presencia de un tercero.

Actualmente la planificación es la cenicienta del proceso de desarrollo municipal, se hace evidente cuando se soslaya su importancia en el marco de las decisiones fiscales, pues el plan de desarrollo es todo menos el reflejo de las prioridades de la localidad. En este proceso se propone replantear y reestructurar la planeación de la ciudad, es necesario que se articulen todas las instancias alrededor del desarrollo de los barrios, allí están las gentes, los negocios, las escuelas, allí se detectan las necesidades, allí se hacen y se construyen las políticas públicas por que es allí donde están los problemas a resolver y, donde se formulan propuestas valiosas de solución. Basta ya de hacerle al juego al clientelismo, al gamonalismo y a la corrupción. El modelo esta planteado para que existan dos gestores barriales y un gestor comunitario con un manual de funciones y un elevado nivel de exigencia tanto en lo técnico como en la calidad humana, el cual debe ser capaz de orientar los destinos de la actividad comunitaria, con realizaciones concretas, bajo un esquema permanente de control social a su trabajo.

La ciudad cuenta con unas ventajas adquiridas, aunque gran parte de esas ventajas han cedido a los malos gobiernos que se han sucedido en el reparto del botín,  muchas están dormitando allá en los barrios, esperando que un buen gobernante las saque a relucir, que permita que afloren. La gente de la ciudad puede estar comiéndose un cable en cada casa de cada barrio, pero el colombiano difícilmente lo exterioriza en estos tiempos, tal vez en otros tiempos lo hacía. Por ello hay que hacer el acompañamiento y es aquí donde es importante restablecer un ambiente de reconocimiento de las ventajas que se creían perdidas. Señores; reconocimiento y acompañamiento es lo que necesita el colombiano hoy; por eso es que se plantea una visión del barrio, renovación urbana del barrio[1], promoción de organizaciones sociales de ciudadanos para aprovechar sus diferentes talentos[2] es decir vincular el quehacer ciudadano especialmente articulado con base en una propuesta pluralista y participativa.

Programas: 1- Basura por comida, 2-Jubipaz, 3-Mi barrio…nuestros barrios, BARRIO PRODUCTIVO.


[1] En cuanto a mejoramiento del hábitat, ésta es una función primordial y tradicional de los
municipios, es el objetivo fundamental del urbanismo en su sentido más amplio, pero además la
gestión local debería incluir áreas importantes de la seguridad ciudadana, la salud ambiental y el uso sustentable de recursos naturales. Los interlocutores por excelencia, en este caso, serían las organizaciones territoriales pero también las funcionales especializadas en estas áreas. Aquí
correspondería a las municipalidades: (i) apoyar subsidiariamente la acción desplegada por los
ciudadanos a través de estas organizaciones para mejorar su entorno, y (ii) consultarlas y crear
mecanismos para que los ciudadanos participen directamente o a través de sus organizaciones en el control de la gestión municipal y estatal en general.

[2] El papel fundamental de los gobiernos locales sería concertar y articular provechosamente
los intereses generales con los particulares a través de las respectivas organizacionescon el objetivo de hacer competitivo al respectivo territorio sobre la base de un uso sustentable de los recursos naturales, del desarrollo y aprovechamiento de sus recursos humanos y culturales, y, por otro lado, mejorar las condiciones del hábitat. Para poder cumplir este papel, más importante aún que establecer la interlocución con las organizaciones sociales sería fortalecer la función de representación de los cuerpos de representantes electos, introduciendo la representación territorial y la obligación de informarse e informar a los ciudadanos representados, a través de las organizaciones sociales y también en forma directa.

No hay comentarios:

Publicar un comentario