viernes, 16 de noviembre de 2012

Propuesta-Proyecto La Locomotora de la Paz


Este documento fue elaborado por el Escritor, Omar Vesga Núñez, y el Economista, Juan Guillermo Echeverry  Gutiérrez, de acuerdo a las experiencias  personales en sus respectivos campos. Consta de dos partes; una primera, filosófica y socio pedagógica, y una segunda, económico financiera.


Introducción

En la historia reciente de Colombia se hizo antes una paz con las guerrillas liberales de Guadalupe Salcedo, luego con el M19, el EPL, el Quintín Lame, la Corriente Socialista, y ahora con las FARC. De manera que se hace necesaria una breve reflexión sobre algunas de las recientes experiencias, para ilustrar sobre la oportunidad de esta propuesta.

Nuestra mirada al desmovilizado se centra primero en el ser humano, cabeza de familia, en segundo lugar, en su capacidad como creador y reproductor de las condiciones sociales.   

Las experiencias anteriores de procesos de paz, muestran el mínimo impacto positivo en la mayoría de quienes se acogieron a estos programas, y también su escasa influencia en la economía y la sociedad colombiana, según nuestra experiencia de acompañamiento y estudio informal de algunas experiencias recientes.  

¿Por qué? Una de las razones fue la estrecha filosofía sobre el mundo y la reinserción, concepción que incluyó discriminación social encubierta, ignorancia sobre el papel del Estado y la ciudadanía y corrupción en su aplicación. Se trató de una acción meramente administrativa, economicista a ultranza, y desde el punto de vista político fue otra oportunidad para mejorar la imagen del régimen político de la época, todo esto representado bajo la forma sutil de caridad pública.

Prueba de ello son las escasas experiencias que lograron transformar tales ayudas en iniciativas productivas importantes. El reinsertado fue concebido y tratado como un individuo en desgracia, antisocial por condena, sin ninguna proyección como ser social productivo y menos como ser humano. Las pocas diferencias a este modelo fueron realizadas por algunas ONGs, que colaboraron o aún lo hacen en estos programas.   

La estrecha idea sobre el reinsertado, se puede graficar en una copia del imaginario urbano sobre el habitante de la calle, como ser desgraciado y problemático para la “normalidad”. Esto produjo en la mentalidad de muchos reinsertados, frustración, resentimiento y en muchos casos  regreso a la anterior costumbre de violencia rentable de las bandas ilegales.    

Sin ahondar más en las limitaciones antropológicas, sociológicas e históricas, planteamos que el reinsertado, en primer lugar, es un ser humano, hombre o mujer, esposo, padre de familia, hermano, hijo, y un ciudadano colombiano. En segundo lugar un ser creativo y productivo.

Esto exige aplicar como política y filosofía de Estado, el estímulo al desarrollo de las facultades  humanas de estas personas y sus comunidades, en los aspectos espirituales, emocionales, creativos y productivos. Se trata del rescate de los valores de nuestra nación, de su histórica destreza creativa, de nuestra identidad plurinacional, no como retórica sino como planes de desarrollo económico. Desde el punto de vista económico, diremos que se trata de una fuerza laboral excluida del mercado.  

Partimos de la convicción humanista, que el reinsertado (como el drogadicto), es un potencial creativo y productivo de la nación colombiana, que debido a determinadas circunstancias negativas se encuentra temporalmente inhabilitado, desconectado de su fuerza interior, por esto el papel del Estado y la sociedad es favorecer el restablecimiento del  potencial humano de sus miembros.

Esta idea nos lleva al planteamiento franco, que la rebeldía contra la ideología que niega la esencia humana es un derecho universal, y un camino obligado contra condiciones sociales de exclusión e injusticia, padecidas en nuestra historia con profusión de “detalles”. También pensamos que  esta rebeldía eternizada en prácticas violentas y mafiosas, prueba que son la cara oculta de una enfermedad de la sociedad colombiana, pues la otra cara,  la “legal” e institucional, ha favorecido tales prácticas para lucrar oscuros intereses.

No se trata de la perversa interpretación de malos contra buenos, pues, un fenómeno social que ha perdurado en la historia de un país destruyendo su tejido afectivo y su memoria cultural, tiene origen en el conjunto de la sociedad no en sus partes anómalas. Es decir, aquí todos somos culpables y todos somos inocentes.

Sintetizando, diremos desde la ciencia, la filosofía y el psicoanálisis, que no existe objeto sin sujeto que lo nombre, como planteaba el profesor  Estanislao Zuleta, por esto, los problemas sociales del país nacional son de TODA la sociedad, pero  visibilizados por “lo malo y lo feo”, sin embargo,  son paridos diariamente por la misma y única madre, la sociedad colombiana.

De manera que nosotros, los sujetos, individuales y sociales, los ciudadanos del Estado Social de Derecho junto con sus instituciones, somos los llamados a arreglar este entuerto histórico, pero con una nueva visión futurista en un proceso pedagógico de cambio e inclusión social y productiva.      

Por esto, es imposible alcanzar una verdadera solución sin comprometer la responsabilidad de TODA la sociedad, desde la institucionalidad estatal y política, la empresa privada, las comunidades, las familias, las personas, es decir, los que nos consideramos sanos y respetables; y los que el imaginario institucional considera fuera de la ley, así como también los enfermos sociales. Para que la solución sea verdaderamente tal, si bien hay culpables históricos y judiciales, (cuyas instancias cumplen su papel), se trata de saltar del circulo vicioso del odio y la exclusión, a la espiral virtuosa de la integración, la renovación, espiritual, afectiva, moral, creativa y productiva de la nación colombiana.      

Pero un ciudadano no puede ser productivo, si conceptual y emocionalmente se encuentra resentido, “trincado por dentro”, por esto la pedagogía síquica, emocional y productiva, es fundamental en este proceso de recuperación de nuestra identidad personal y nacional. Esta identidad está amasada con nuestras creencias, sueños, fracasos y esperanzas; cielos e infiernos con los cuales tejemos diariamente los hilos de la vida cotidiana.   

Y el instrumento ideal de este proceso histórico, es la renovación y estímulo de la esfera de la Familia, como núcleo emocional y productivo de la sociedad. El reinsertado no es un individuo, un agente económico atomizado, individualizado, frustrado, sino que debe ser el representante y participante de un conjunto, una Familia creativa, afectiva y productiva. Una familia en sentido amplio y restringido.

Esta Propuesta-proyecto  se traducirá en una garantía real de reducción  de la criminalidad en la etapa post conflicto.

Diferimos radicalmente de las soluciones de caridad, individuales o sociales, pues la caridad  reproduce la servidumbre emocional deformando la voluntad humana, incapacitándola para transformar creativamente su realidad externa material. Pues es la consciencia del sujeto, individual y colectivo, quien crea su realidad en todos los ordenes lógicos y materiales del universo social.  

Esta “empresa nacional”, este acuerdo de voluntades, también pasa por resguardar el pasado, presente y futuro natural de nuestra geografía en lo económico, pero sobre todo por el ejercicio práctico de los “nuevos” paradigmas de nuestros ancestros indígenas, que consideran que “el hombre es hijo de la Madre Tierra”, de Gaia, y que, “lo que le pase a la Madre Tierra le pasará también al hombre”.

Una sabia tradición que enseña que la salud emocional de una sociedad,  depende de su inclusión y respeto de la ley natural, y no como se la considera actualmente como enemiga y depredadora de la naturaleza. La pedagogía que proponemos es integral, desde la interioridad sensible del sujeto histórico y personal, hacia una armonía con la naturaleza “natural”, un acuerdo urgente para el para beneficio de TODA la raza humana y su descendencia, por si acaso, nuestros hijos. Es decir, la PAZ es el futuro.


1

Filosofía de la PAZ

(Sin memoria no hay historia)

                  Todos hemos sido ladrones, asesinos, prostitutas, alguna vez.
                                                                                Ronald David Laing
                                                                                          Antisiquiatra  

Ante la alucinación mediática sobre las conversaciones de paz con la guerrilla, aparecen una avalancha de “enjundiosos” “análisis” de todo tipo, para atravesarle palos ilustrados a las ruedas de la paz y la conciliación nacional, por esto es bueno recordar algunos antecedentes.

En primer lugar, nos apartamos de los exámenes intelectuales que le dan a la realidad externa, al objeto, más peso que al sujeto que la crea, es decir, la consciencia del sujeto histórico, la ciudadanía. Este modelo de interpretación del mundo que el filósofo griego, Aristóteles representa, es desde hace más de 2.300 años la lógica, la cultura y la ideología de la civilización occidental.

En este modelo dualista todo es blanco o negro, y en últimas la realidad depende de factores “objetivos”, es decir, sin la intervención de facultades humanas como la intuición, el afecto y la imaginación. En la ciencia, el mundo externo es una realidad sin sujeto, y esa “cosa” es la que “llena” la mente de éste con los fenómenos. Desde la religión, el aristotelismo-teológico, afirma, que el ser humano es incapaz de modificar por sí mismo sin intermediarios divinos, su propia realidad, a pesar de ser el hijo de un Dios, o sea, de tener la chispa divina en su corazón.

Así, los grandes cambios en el mundo externo son producidos por dinámicas “objetivas”, las “ciegas” fuerzas naturales, o por intervención divina, pues el estado natural de la sociedad debe ser  la inmovilidad, resumida en una instancia científica, religiosa y política: el poder material. 

Aclaramos, que los errores conceptuales del señor Aristóteles  fueron impuestos a sangre y fuego por los imperios político-religiosos de occidente, en una política e ideología convenientes y nada científicas. La almendra de esta ideología es pues, la negación del sujeto como ser vivo,  su reducción a objeto productivo y a “castigo” celestial por una falta original. Por esto nos ocupamos de la ideología que sustenta nuestra cultura de la PAZ y de la guerra, y que penetra todos los poros sociales y los imaginarios de nuestras gentes.

También en este proceso de PAZ aparecen muchas ideas, serias y banales sobre el mismo y vale la pena detenerse en sus presupuestos. ¿De cuál paz hablamos? ¿Qué significamos al referirnos a la PAZ? Si bien hay un escenario formal y visible  donde se va a pulsear esta PAZ, la Mesa de Negociación, existe otro que es invisible y que cada día conspira para hacer avanzar esta PAZ. Es a este escenario al que nos referiremos.

1.1- Esta PAZ criolla es hija de la nueva consciencia planetaria

Abandonando el parroquialismo que nos caracteriza como colombianos, observamos que en el mundo social y político de las naciones crece la tendencia al diálogo y la concertación en los conflictos armados. En los sociales, se manifiesta este proceso por las masivas movilizaciones de los Indignados, los héroes anónimos del siglo XXI, proceso múltiple de almas que reclaman  respuestas colectivas y justicia, como en el poema “El Sueño de las Escalinatas”, del poeta Jorge Zalamea en Benarés, cuyos fragmentos cantan:

“COMO los lectores de libros sacros, los pregoneros de milagrerías y los loteadores de paraísos y nirvanas, también yo he de sentarme de espaldas al Río, frente a las escalinatas plagadas de creyentes y obsediados por dioses vivos y muertos; frente a los Templos de ladrillo y cobre en cuyas escamas de luz hierve y crepita; bajo los empinados Palacios en cuyas azoteas cunde la algarabía de los monos.
TAMBIÉN yo he de llamar a los creyentes para que formen corro en torno mío, y me escuchen…
¡CRECE, crece la audiencia!
QUE vengan todas las gentes de sudor y de pena de Benarés, y me den todos ellos su venia para citar a los campesinos rebeldes de Hayderabat…
A ESPALDAS del tartamudo locuaz, del vaquero venido a más cuando se consagró matarife, del sordo a lo que no fuera reteñir de monedas y de la bestia militar que tuvo tantas estrellas como pezuñas, a espaldas del multifacético Burundún, los especuladores del platino, del petróleo, del café, del hierro, del uranio y del mismo cielo azul que hicieron de la sangrienta titeretada su agosto, ofreciendo como diversión a la agonía de un pueblo la alharaca de los engreídos cubileteros de la libertad condicionada y de la democracia de papel.
PERO ya están aquí las víctimas, con nosotros, sobre las escalinatas. Y tienen voz y voto y veto en nuestro pleito.

¡CRECE, crece la audiencia!...
¡NO MÁS rumiantes!
¡NO MÁS falsarios de la razón!
¡SÓLO hombres!
¡SÓLO nuestra condición, hasta ahora contradicha!
¡ACUSA, acusa la audiencia!

(El sueño de las Escalinatas. Jorge Zalamea. Fragmentos. Editorial El Áncora editores. Bogotá).

El oleaje planetario de esa nueva consciencia llega cada vez con más fuerza a Colombia, seduciendo a más colombianos hastiados  del negocio infame de la muerte de sus hijos. Este no es un cambio azaroso del planeta, es el proceso natural evolutivo de la Madre tierra, como plantearon los Mayas hace 5.200 años, y las tradiciones de nuestras culturas nativas.

Se trata del incremento de la consciencia de la vida, de la comprensión universal del fenómeno que llamamos universo, que no se reduce a la sobrevivencia animal como lo considera la ciencia, sino la manifestación de una inteligencia en el mundo material de las formas físicas.

En el plano social, esto se expresa en una nueva perspectiva sobre los conflictos humanos, que ya no pasan por la exclusión del otro, idea típica  del aristotelismo ideológico, dominante en la cultura occidental desde hace más de 1.500 años.       

1.2- La PAZ no es una opción, es el destino social del siglo XXI

Si la PAZ es fruto de la nueva consciencia planetaria, de la salud y la armonía, entonces, la guerra es una enfermedad del alma colombiana. Detengámonos un poco en esta idea, sin considerar que la guerra es el primer negocio de los países cristianos del primer mundo y constituye una forma económica perversa de reproducción del capital internacional. 

La PAZ debe ser, entonces, el estado natural del ser humano del siglo XXI, ¿Por qué? Porque es la dialéctica, el movimiento de la vida, es decir, un estado de la energía consciente que permite el flujo de las corrientes vitales, la reproducción de las condiciones  materiales y espirituales de toda forma de vida.

Por esto las culturas del antiguo oriente y las tradiciones indígenas, la cultivan como un estado óptimo de salud que potencia la creatividad. También por esto, la PAZ no se puede ni comprar ni negociar, ni conquistar, ya existe en nuestro interior sensible, lo único que hay que hacer es dejarla fluir, dejarla hablar, sin miedo ni prevención al otro, en el propósito común de compartir la naturaleza y la existencia

Pero la PAZ también encierra una lógica natural. Sabemos que la diversidad es el secreto de las especies de la naturaleza, y que su  reproducción se hace por medio del intercambio de sus cualidades vitales, expresada en la cadena alimenticia, una ley natural mal leída y peor ejercida por la ciencia y la cultura de occidente, ya que se aplica a la sociedad como la “necesidad de la guerra”.

La cadena alimenticia, garantiza el equilibrio de las especies con respecto a las condiciones de su hábitat, entregando algunos individuos o células en aras de la continuidad del conjunto, el “alma colectiva” dirían nuestros taitas, ritual en el cual los animales físicos mueren para alimentar a otros y también a su hermanos humanos, pero su consciencia continúa existiendo, ya que es energía vital del universo, por tanto, cambia pero no  desaparece.

Esta ley natural no pasa por la interpretación superficial del señor Darwin, que habló de la supervivencia del más fuerte. Una idea  “oportuna” de la filosofía victoriana de los imperios coloniales de la época, que privilegia la compensación y el equilibrio de las especies. Sabemos por el Mito de las grandes culturas, que ciertos ejemplares se “sacrifican” como alimento a otras especies a través de una retribución energética. Por ejemplo, los cazadores primitivos realizaban rituales de agradecimiento antes de la cacería, para lograr el sustento de su comunidad. Una costumbre que aún se da entre las culturas nativas del planeta.

Tenemos aquí un ejemplo práctico de la ley natural, de una lógica del desarrollo de las especies que comparten e intercambian cualidades físicas y energéticas, con sus intencionalidades y niveles multidimensionales.
       
Traemos a colación la idea del darwinismo social, ya que éste es uno de los sustentos ideológicos de las guerras coloniales del pasado y del presente. El raciocinio de la supuesta lucha del más fuerte en el reino animal, aplicado con maquillajes teóricos a la sociología y a la política de las naciones, incluye una lectura caprichosa del instinto de conservación del individuo. De este disparate deducimos dos consecuencias ideológicas con apariencia  científica:

A)- Por definición se reduce el mundo animal a dos características absolutas, o sea, estructurales, que se cumple en cualquier condición; una fuerte y otra débil, sin comprender la sabia economía orgánica del comportamiento animal, que en muchos casos la desmiente, pues la aplicación de la cadena alimenticia nunca es mecánica, ni violenta, tampoco sin propósito alimenticio, tal cual la aplica el sujeto “civilizado” de occidente.     

B)- Que la supremacía de este ejemplar absoluto, padre de las especie, es siempre el macho por una cualidad meramente física, como traducía el instinto la ciencia victoriana que aún es dogma en muchas academias. Para el caso social, esta supremacía se hace por medio de la fuerza físico-tecnológica, no por los valores que supuestamente definen al hombre cristiano de occidente.  

Es bastante discutible desde el punto de vista natural, sostener que la supervivencia de las especies depende de factores aleatorios y superficiales como la fuerza física, o la astucia, sin considerar que un ser natural es un organismo sensible e inteligente, una célula orgánica de un conjunto infinito llamado universo. Así, con gran ligereza intelectual, diríamos ideológica, se considera que la inteligencia es depredadora por definición, sin tener en cuenta que la necesidad animal es dirigida por la sensibilidad de la especie, que en el caso humano se “traduce” como afecto.

Toda especie forma una doble polaridad femenina y masculina, en la cual, por lo general, la hembra es la que escoge al macho ideal para la reproducción de aquella, incluso para la raza  humana, hecho que demuestra que las cualidades óptimas de la descendencia animal se deben a la ecuación instintiva, hembra-macho, no sólo del macho.    

Dentro de esta misma lógica darwiniana, en lo social y lo político, se dice que un conflicto de intereses opuestos debe cesar con la eliminación, o “neutralización” del enemigo, eufemismo elegante para señalar tales acciones criminales, según las agencias de espionaje en la reciente guerra fría, que al parecer, aún perturba las mentes de algunos líderes políticos y militares del mundo.   

Si seguimos la metodología del darwinismo social, este lleva al modelo de su reproducción, magistralmente representado en el cine por el director de cine, Francis Ford Coppola, en su serie cinematográfica “El Padrino”, con sus personajes Don Vito Corleone y su familia. Así, la supervivencia del más fuerte genera una lógica excluyente, una cultura y una organización social afín a sus intereses; las Mafias, los Carteles. Si bien en este caso se trató de un caso histórico de la isla de Sicilia, es todo un sistema de vida aplicable a cualquier sociedad moderna.

Pero este sistema no es perfecto. Los más fuertes deben organizarse en mafias, ya que los “débiles”, también inteligentes, no se dejarán eliminar fácilmente, por esto se generalizaron las logias, mafias y grupos conspirativos para enfrentar a los enemigos, “probables” o reales en todas las órdenes, militar, económica, política, académica, y religiosa del poder. De esta manera la cuota de poder material es la “especie” cultural a defender a toda costa, por el supuestamente más fuerte, que como sabemos termina en la democracia de los incapaces.     

1.3- Dos caminos a la PAZ:  el Aristotélico y el Platónico

¿Qué implica la PAZ como estado natural del ciudadano? Nuestra tesis recoge la diferencia conceptual de la antigua filosofía griega, entre los  pensadores Platón y Aristóteles, padres e inspiradores de la civilización occidental.

Respecto al tema que nos ocupa sobre la verdad de la condición humana, Platón sostenía la idea, que la vía para llegar a la verdad de la existencia era a través de la búsqueda interior, de la investigación, la dialéctica, profundizando en los fantasmas propios y luego los del otro, el semejante. Esta verdad era concreta, sensible, existencial y natural.   

Su alumno, Aristóteles, redujo este proceso dialéctico sensible y espiritual, a una lógica intelectual donde la verdad de la existencia se alcanza con un buen razonamiento, un buen discurso, para lo cual aportó las reglas del Silogismo, que creemos no es de su cosecha como se considera, sino que proviene de la matemática pitagórica varios siglos anterior a él.
    
Así, para el señor Aristóteles la experiencia sensible del sujeto no cuenta, sólo la correcta enunciación formal de la idea. Y sabemos, que esta gramática del discurso produce resultados abstractos e intelectuales sobre la vida, una conclusión que el pensador griego tomó por verdad absoluta de toda existencia.      

Posteriormente, Aristóteles se convertiría en el gurú de la ciencia y las religiones occidentales, con su estrecha y prejuiciada concepción sobre el universo que reduce la infinita diversidad de la vida a dualidades absolutas y eternas, donde A es A y no puede ser No A, o es blanco o es negro, o es verdad o es falsedad. Este método dualista fue complementado siglos después por otro neoaristotélico famoso, considerado Padre de la Filosofía occidental, el canónigo y matemático,  Renato Descartes, con su aporte al razonamiento silogístico, la Duda Metódica.         

Podemos sintetizar este acopio aristotélico, que nos dice que la verdad de la existencia humana no se encuentra en ella misma, en su consciencia sensible, sino en el mundo externo material y en la efímera imagen que el intelecto le ofrece a través de los sentidos físicos y el discurso. Traemos a colación unos aportes de otras obras donde se aborda el tema con más detalle:

“Los aportes sistematizadores de Aristóteles se orientaron a reducir el conocimiento a fórmulas lógicas bivalentes, al discurso formal, fracturando la unidad orgánico-sensible del mundo, marchitando el conocimiento vivo de sus colegas, llevándolo al quietismo y atomizando la realidad en cientos de ideas fútiles, que sentaron las bases del mecanicismo que completarían Descartes y Newton, siglos después”.

(La Cretinización de Occidente. Cuadernos copernicanos-1. 2010. Omar Vesga Núñez. Página 44. En prensa).

Y a diferencia de Aristóteles, su maestro Platón sostenía:

“Para Platón el conocimiento consiste en una experiencia del ser y éste pasa por el afecto, la sensibilidad. Llegamos así, al planteamiento revolucionario de Platón, que el saber  es un aspecto del amor, que sólo se sabe cuando se ama, algo insólito para la época e incluso para la actualidad cuando la pedagogía oficial de occidente se apoya cada vez más en el mercado… El ideal científico de concepto moderno se encuentra en el principio matemático donde supuestamente  no existe interferencia emotiva… Concluimos entonces, que el acervo total del conocimiento de occidente, debe ser sólo intelectual, objetivo, aséptico, estéril, y si fuese un cuerpo de ideas sería un cadáver racional”

(Corrupción la Moral del Vacío. Omar Vesga Núñez. Cuadernos copernicanos-2. 2011. Página 81. En prensa).

Se preguntará el lector atento, por qué damos esta vuelta por la fuente griega. Porque la justificación de la deformada conducta humana, se desprende de la ideología aristotélica que castra en el sujeto social e individual, la libertad y el libre albedrío, para entregar estas facultades a instancias del poder ajenas al sentir del ciudadano, silenciando que estas responden a su iniciativa. Esta manipulación mental es el alimento diario de las guerras intestinas de los países y entre las naciones.

Decíamos que la PAZ es un destino humano, porque responde a la evolución de la consciencia planetaria. Un proceso irreversible, pero no para la cultura occidental divorciada de su Madre natural. Así, aquella a través de la historia se inventó dos caminos; el difícil y el fácil, el aristotélico y el platónico.

El primero está motivado por el miedo y la ignorancia respecto al universo, se apega al cuerpo físico y a la materialidad, privilegia la inmovilidad al cambio, divide al mundo entre lo conocido y lo desconocido, entre lo sagrado y lo profano, entre fieles e infieles, entre lo familiar y lo amenazador, entre lo nuestro y lo suyo, lo cual lleva a la exclusión del otro y a la sobrevaloración de ego y su pandilla de miedos.

En consecuencia, este ego “amenazado”, para sobrevivir debe excluir al otro, hacerle la guerra. En lo económico, “resguardando”, privatizando los recursos naturales para un grupo selecto; en lo político, las naciones “más inteligentes” deben gobernar al resto; en lo social, la riqueza  pertenece al grupo escogido que “la merece”, su ciencia está atiborrada de jergas y oscuridades que hacen difícil al ciudadano analfabeto entender a qué vino a este mundo. Así se despliega esta esquizofrénica metodología cultural, “alta norma” del occidente civilizado. Todo esto se nos enseña adornado con teorías enjundiosas, que en últimas niegan la creatividad y la libertad del ciudadano para transformar su mundo.

En la cultura de nuestros países, el camino aristotélico por medio de una tecnología insensible, intoxica las mentes con mentiras, chismes, banalidades, odios, toda una horda de emociones negativas sólo para sumar “rentabilidad” a sus capitales. Acciones que rayan en lo criminal del código penal, pues se constituyen en una incitación pública a la violencia, bajo la perversa figura del “entretenimiento” para nuestros niños y jóvenes, con la complicidad burocrática de autoridades civiles y eclesiásticas. Es hipócrita por decir lo menos, la idea aristotélica de la moralidad en algunos medios privados de comunicación, que a la par que promueven descaradamente la violencia, censuran la sexualidad sana, una prohibición que estimula la pornografía y la degradación de la relación erótica entre nuestros jóvenes.  

El camino aristotélico a la PAZ desde hace cientos de años, está atiborrado de dificultades, tropiezos, desconfianzas y exclusiones del diferente. En el fondo, el hombre aristotélico atiende sólo a su propia estampa, las otras son sombras tenebrosas, teniendo siempre a mano un costal de razones y una sarta de razonamientos para desconfiar del opositor. Apuntala la seguridad de su pequeño ego aplicando la regla milenaria de la venganza, del ojo por ojo y diente por diente. Para este hombre aristotélico no existe la diversidad natural y menos la solidaridad entre hermanos, para no mencionar que es incrédulo de la sabia palabra de su maestro, Jesús de Nazareth, que decía que todos somos hijos del mismo Padre.      

El camino fácil, el platónico fue primero, y tal vez muy precoz para el occidente que terminó rechazándolo. ¿Por qué decimos que este camino platónico es el fácil? Porque Platón, alumno de su maestro Sócrates, tenía la convicción que la verdad de la existencia y del saber, no solo se encontraban en la investigación del interior de cada cual, sino que su camino era el afecto, el amor, como lo plantea la sabia prostituta Diotima, en sus famosos Diálogos.  

Platón, desde la Filosofía en occidente, siguió el camino de la compasión a toda criatura viviente, predicada por el Buda Sakyamuni siglos antes en la India, y se anticipó tal vez 400 años a Jesús de Nazareth, al levantar el amor como el camino a la verdad. Sabemos que la propuesta y ejercicio del maestro Jesús sobre el amor, como esencia universal, fue mucho más profunda para la cultura humana que el saber filosófico griego, entre otras razones, porque nos descubrió el Perdón y la Reconciliación entre los hermanos, como imperativo de la organización social, algo poco mencionado en la sociología y la política modernas.    

El camino platónico parte del reconocimiento de sí mismo y del otro, de la inclusión del diferente, a través de la sabia, sensible e inteligente, dialéctica del saber y del querer, es decir, del movimiento de la energía vital que renueva sus formas físicas a través de ciclos transformado los  opuestos, no excluyéndolos. Es históricamente irónico que este camino que denominamos fácil, porque sólo precisa la apertura del corazón y la confianza en la Madre naturaleza, sea el que más cueste aplicar a las naciones modernas, por la cultivada rutina de la ignorancia que algunos poderes siembran en las mentes ciudadanas, desde hace cientos de años.   

1.4- El Error y la Enfermedad social, caminos de la condición humana

El pensamiento aristotélico describe casi todas las categorías del pensamiento occidental. Esto tiene que ver con las concepciones de la Ética, la Sociología y la Medicina. El error en la lógica aristotélica pasa a ser la enfermedad en la Medicina, el delito en el Derecho y la rebeldía en la Sociología, por esto la motivación intelectual desde el Estado es “combatirlos”. Se trata de la misma metodología mecánica de eliminar al “enemigo”, al contrario, que se aparta del rebaño social o se opone a activamente a la norma establecida de la mayoría, por esto no se busca transformarlo.

Al tener una imagen fragmentada del universo, el hombre aristotélico sólo  distingue partes que chocan entre sí, sin percibir el conjunto natural y espiritual que los enlaza. Su corral es la obediencia ciega pues lo nuevo es peligroso para su integridad personal, material o física. Así, el rebelde por enfermedad, vicio o delincuencia, al constituirse en una probable o real  amenaza debe ser excluido del panorama conceptual y social, y para esto existen lugares para confinar estos rebeldes; hospitales, manicomios y cárceles. Estos individuos son “desechos”, están “perdidos” para la normalidad social, por tanto, no ameritan grandes inversiones para su recuperación.     

El aristotélico razona con gran seguridad e ingenuidad, que la parte de la sociedad que cayó “en desgracia”, o enfermedad, es la porción enferma  que nada tiene que ver con la suya, la pieza sana del cuerpo social. Esta idea crea una moral y una política interesada que excluye al semejante, al “débil”, al diferente. Idea equivocada que al ser estimulada por el Estado se transforma en política, impidiendo la reconstitución del cuerpo social, la salud mental de una nación, y por ende su productividad, caso Colombia.     

La concepción de Platón respecto a la condición humana es integral. Para él no existen seres inferiores ni superiores, sólo perezosos o despiertos, y una sociedad es una gran familia con diversos talentos individuales que buscan su sana aplicación, y deben marchar en armonía con la persona y la familia, favoreciendo la realización individual que por progresión  geométrica significa la realización de toda la sociedad.

Esto se refiere específicamente al rescate humano no sólo de los rebeldes, sino de los “hombres de bien”, ya que toda la sociedad colombiana es la que está enferma de desesperanza, egoísmo, odio y fanatismo, carente de afecto y respeto desde la familia, y cuyas instituciones han sido incapaces de cumplir sus metas sociales produciendo diariamente: rebeldes políticos, paramilitares, drogadictos, delincuentes, narcotraficantes, enfermos mentales, ladrones de cuello blanco y los callejeros de tenis, políticos corruptos, banqueros codiciosos, funcionarios públicos venales, empresarios estafadores, militares ambiciosos, clérigos pederastas, sindicalistas mañosos, estudiantes tramposos, y prostitutas obligadas al trabajo sexual por inconfesables causas de la niñez, que deberían avergonzar a toda una sociedad que se dice cristiana.  

En este inventario de la enfermedad nacional, es una ironía que la mujer, tan rebajada en su condición de compañera y amante del macho por las religiones de occidente, no represente un papel mayoritario en este prontuario clínico nacional, y más bien ella, la madre, esposa, hermana e hija de la raza, que lleva hoy en muchos casos la carga material y emocional de los hogares, sea la más radical y poco escuchada en la búsqueda de la PAZ y la defensa de la vida de nosotros, los colombianos. Una infame ironía del país político, sin embargo, consagrado cada año al Sagrado Corazón de Jesús.   

Sintetizando diremos, que el camino platónico es la recuperación integral, humana y productiva de todo ser humano desesperanzado, que por los caminos torcidos de la existencia busca un lugar no sólo decente, sino de respeto y oportunidades en esta sociedad. Por esto concluimos este apartado con una sabia advertencia de hace 2.000 años del maestro Jesús de Nazareth, para quienes se encuentran en la Mesa de Diálogo de la PAZ, y para el pueblo colombiano: “Quien esté libre de culpa que lance la primera piedra”.  

De manera, que los obstáculos a la PAZ no son sólo intereses materiales de quienes se lucran con el desorden y la muerte, sino que responde a una interpretación cultural estrecha del mundo externo, presente en la cultura occidental desde hace cientos de años, obstáculos que deben ser removidos y aclarados para continuar el camino, como lo planteamos en otra obra:

“La condena autoritaria del error desde la lógica, es la castración de la búsqueda libre de la verdad, pues la búsqueda como veíamos, implica ensayos, y por supuesto equivocaciones. Se trata de un combate al fundamento mismo de la verdad, ya que se busca lo que no se tiene, y suponiendo que no tenemos la verdad, así lo define el aristotelismo, la búsqueda será el camino humano, inteligente, y lógico para acceder a él. Ahora si el error es lo opuesto a la verdad, no puede ser declarado forajido en el país de la verdad, pues es su otra cara.

La criminalización del error desde la lógica, tanto en la ciencia como en la religión, es una trampa aristotélico-cartesiana para reprimir la sensibilidad del sujeto al interpretar su mundo externo. Es otro capítulo de la razón contra la concepción natural del universo. Sin errores no existen verdades nos han enseñado los antiguos sabios platónicos y socráticos y los taitas de las culturas nativas. La verdadera racionalidad del discurso es aceptar el error como camino a la verdad, es lo verdaderamente lógico. Si la verdad es la verdad, la realidad no tiene amenaza lógica de ningún tipo, como lo veremos. La condena del error no es una operación lógica sino ideológica, para mantener la sumisión del pensador en la adoración del mundo inanimado de la abstracción.       

Aquí damos la razón a los rebeldes de todos los tiempos que declararon su derecho a la equivocación, a “otra” verdad, a costa de su vida como lo relata la historia antigua y reciente. Aquellos valientes levantan el derecho a la equivocación, a la democratización en la búsqueda sensible, lógica y práctica, de la verdad personal, que implica reconocimiento del otro diferente, la inclusión de otros caminos distintos, la dialéctica orgánica de la vida, combatida por los geocentrismos de todas las épocas y todos los pelajes. Como decían los antiguos sabios, “no existen caminos buenos ni caminos malos”, sólo existen caminos, para encontrar el sentido de la existencia de cada cual, para reconectarse directamente con la Fuente de la vida que habita nuestro corazón”.
 
(Astronomía de la vida cotidiana. Cuadernos copernicanos-3. Omar Vesga Núñez. 2012. En prensa).

Se trata entonces desde el platonismo, para darle un nombre, de rescatarnos a nosotros mismos que nos creemos sanos y respetables, rescatando en la Paz y la Reconciliación a todos quienes atraviesan por dificultades emocionales y mentales, para entender su papel creativo en esta sociedad, y realizar juntos el propósito nacional de la Reconciliación y la PAZ, que son las fuerzas más productivas conocidas, ya que desatan toda la creatividad y alegría de un pueblo, el colombiano, que a pesar del largo castigo de las distintas guerras políticas, económicas, religiosas y sociales, continúa su camino sin desmayo en la búsqueda de su   merecido futuro de realización.

1.5- Pedagogía de la Salud Emocional

Para el éxito de este vasto programa se requieren varias etapas ya que se trata de la recuperación emocional, moral, productiva y ambiental de un país.

En la primera etapa se trata de sanar las heridas de la guerra, con tratamientos sicológicos y físicos integrales a aquellos que se encuentran en difíciles condiciones de salud, insistiendo en la parte sicológica. Es fundamental favorecer la integración familiar y o estimular la formación de familias.

La reinserción es primero emocional, el rescate de la confianza como personas a través de la recuperación de los valores morales y humanos. En segundo lugar, viene la reinserción laboral que implica la capacitación técnica de los excombatientes, insistimos en un ambiente afectivamente sano y que le garantice que son ciudadanos y personas útiles a sí mismos, a sus familias y a la sociedad.

Consideramos que se puede sintetizar este proceso en dos etapas. La primera, empezaría  ahora, durante las negociaciones. Mientras se socializa el programa se debe comenzar con la selección, creación y capacitación de equipos promotores y orientadores del proceso.

La segunda etapa, sería la de implementación o sea, la del pos conflicto.   

1.6- Pedagogía Cultural

Uno de los ingredientes de la violencia es la ignorancia, sobre uno mismo, sobre el mundo externo y la naturaleza. Entonces no se trata sólo de una capacitación laboral y técnica sino de ofrecer y garantizar una perspectiva de vida, de Proyectos de Vida.

Para esto es fundamental reconectar al hombre con la naturaleza y luego con la sociedad. La reconexión con la naturaleza implica nuevas paradigmas sobre el mundo, rescatando los saberes populares y ancestrales, que nos permiten comprender que cuidar y conservar la naturaleza es cuidarnos a nosotros mismos, y por ende ser mejores personas y mejores ciudadanos, para garantizar la vida de las generaciones futuras, hijos, nietos.

Para esto necesitamos la iniciación y continuidad de una permanente alfabetización cultural con producción y edición de materiales educativos y el acceso a las tecnologías de la comunicación, videos, documentales educativos, con saberes de las propias comunidades y de las ciencias que favorezcan la salud emocional, intelectual, productiva y creativa de las comunidades.

Para esto se necesita la producción de colecciones culturales, literarias, científicas, sicológicas, y estímulo al folclor de comunidades, familias y personas.

1.7- Pedagogía de la PAZ

“La paz no sólo es el desarme de las manos sino de los corazones”, decía un pensador. Esta idea también desnuda el fracaso histórico de 2.000 años de las religiones de occidente para ofrecer una respuesta espiritual satisfactoria al hombre occidental, y al colombiano en particular. Para quien se escandalice con esta afirmación, lo invitamos a repasar la historia nacional que muestra durante la llamada “violencia” de los años 50, que desde los púlpitos se incitó la lucha contra las guerrillas campesinas rojas, mientras literalmente se escondía en las sacristías a las bandas azules de los “pájaros”. De estas y otras historias la literatura ofrece ejemplos  como la novela, “Cóndores no entierran todos los días”, del escritor Gustavo Álvarez Gardeazábal. Estas guerrillas azules, son el antecedente histórico de las Autodefensas Campesinas, o ejércitos paramilitares, semioficiales, como consta en los prontuarios de los “hombres de bien” del país político y económico, para apuntalar la civilización cristiana occidental “en peligro”.

Por esto, es por lo menos ridículo y falto de ética periodística, la pretensión de algunos medios de comunicación en la actual Mesa de Diálogo con la guerrilla, de propagar el perverso imaginario que se trata de un encuentro entre ángeles y demonios. Sólo basta examinar la historia colombiana y los prontuarios judiciales, para constatar que hasta ahora, en la política colombiana, han ganado los demonios, y los ángeles son minoría pues son quienes buscan la PAZ. Pero también hay que decir que en este plano terrestre, los demonios, ángeles caídos según la versión bíblica, son el lado oscuro de la luz que cuando comprendan su error serán iluminados con la gracia, en nuestro caso histórico colombiano, es la PAZ; ya que los acuerdos de PAZ en cualquier país se hacen entre demonios no entre ángeles, y es desde este estado de oscuridad, egoísmo, resentimiento y abismo que surgen los nuevos ciclos de luz y bienaventuranza, como los relata el libro del Génesis.

No tenemos otra materia prima para la PAZ, que el barro y las limitaciones humanas de nosotros, los colombianos, por esto, el logro del aplazado  anhelo de la PAZ, implica no sólo el acuerdo entre los bandos en conflicto, sino la construcción de objetivos comunes, de perspectivas o dimensiones universales que unifiquen a los sectores sociales de la nación, a las comunidades, a las personas, sobre todo, al país político como llamó Jorge Eliécer Gaitán, a quienes son responsables de altas magistraturas y actividades económicas, pues el país nacional el de alpargata, hoy de tenis y sandalias, es la invisibilizada víctima histórica de esta guerra infame.

Por esto hay que avanzar con firmeza y decisión, más allá de las limitaciones parroquiales y egoístas que nos caracterizan, para garantizar una sociedad en paz, una nueva comunidad de seres humanos que viven en un solo hábitat planetario, es decir, integrada a la naturaleza y el universo.

Este, también es un reconocimiento al gobierno actual del presidente Santos, quien con valentía puso sobre la mesa política del país, este imperativo histórico nacional, independientemente de las diferencias conceptuales que manifestamos ante algunas de sus políticas de gobierno. También a quienes representando los grupos económicos apoyan el proceso, y a riesgo de parecer ingenuos creemos en su sinceridad como personas. Y también el valor de los militares que acompañan los Diálogos, pues cuestiona el paradigma de su estrategia y porque su oficio constitucional implica un sacrificio personal y de la cotidianidad de sus hogares. También, a la guerrilla de las FARC, que a pesar de su necedad política y cierto militarismo que nos parece desfasado, se ha decidido con valor de futuro y a pesar de los duros golpes recibidos, a sentarse a la mesa.

Para finalizar estos solidarios, afectuosos y respetuosos, también, solicitamos como ciudadanos creyentes y luchadores por la PAZ de Colombia, a TODOS los negociadores:
SINCERIDAD EN LAS PALABRAS Y LOS ACTOS, que la PAZ otorgará el merecido reconocimiento moral y material si se hace desde el corazón y la honestidad de seres humanos.    

Sabemos que la guerra es una vorágine depredadora que no respeta bandos ni familias, más, cuando este conflicto colombiano se ha degradado tanto, que reventó los clásicos manuales de la guerra regular y la irregular, poniendo en jaque a largo plazo la tecnología, aunque a corto plazo ha producido éxitos contundentes. Es sabido, que la guerra moderna está cada día más cerca de la barbarie, lo que desnuda su carácter eminentemente político y económico. Una experiencia negativa de la humanidad en vías de desaparición.   

Si la PAZ no inaugura nuevos paradigmas sociales, políticos, emocionales y productivos para el país, sería un fracaso no de los negociadores, sino de TODA la sociedad colombiana y sus instituciones democráticas, lo que nos convertiría en el país del absurdo, un país inviable en los tiempos de nuevas ideas y propuestas de vida. Por esto, la  PAZ no puede quedarse en los arreglos coyunturales de las facciones en conflicto. Es un proceso pedagógico de sanación, de dialéctica de las fuerzas sociales, de revitalización de las generaciones colombianas,  de las comunidades y de los individuos, en su concepción sobre la naturaleza  y la vida.       

La PAZ es una pedagogía de rescate del hombre y la mujer colombianos y  de los elevados valores de la raza humana. Es pues un rescate de la identidad cultural y social de la nación colombiana.

La PAZ debe ser un proceso integrador de las comunidades colombianas de las regiones y sectores, de las economías, de los saberes, donde el norte sea la realización humana de sus miembros, y la armonía con el ambiente natural.

El irreversible reto de la crisis económica mundial con su proceso de cambio globalizado, exigen a las naciones estar sanas emocionalmente y productivas socialmente, para elevar su calidad de vida y competir exitosamente en las nuevas condiciones del mercado mundial.

1.8- Reconversión Agrícola del país

Esta propuesta está basada en las Unidades Productivas Familiares, U.P.F.
Su objetivo ambiental es la preservación de los bosques, la flora y fauna nativa del país. El objetivo humano es la recuperación emocional, mental, y física de los excombatientes.

El objetivo social es la organización  de Unidades Productivas Familiares  U.P.F., que como medianas granjas de productos agrícolas, integren los cultivos de pan coger con productos nativos para exportación, caso maní, cacao, etc.,  con su respectiva  industrialización y comercialización.

Son granjas autosuficientes, productiva y tecnológicamente, que generarán pequeños centros poblados con las mínimas condiciones de salud, educación, cultura.

Uno de los principales objetivos es rescatar productiva, social y ambientalmente el campo, así como estimular la economía urbana, para que sean un factor dinamizador del mercado interno nacional,  a la vez incrementen la fuerza laboral del país, y la vocación exportadora de los colombianos en los nuevos mercados verdes del mundo.

Una de las razones de la proliferación de los cultivos ilícitos en Colombia, es la deformación de la economía con un alto grado de “depresión” y desestimulo estatal a la agricultura mediana y pequeña en los renglones de exportación, empresas que agrupan la mayor cantidad de familias  campesinas en la economía nacional.

Esta relegación institucionalizada por la globalización y los TLCs, que incluye un ejército de desempleados rurales mal pagados y poco estimulados en su iniciativa empresarial y o comunitaria, constituye un estímulo estructural a la economía clandestina y super-rentable de las mafias, que se resume en la idea que, es más rentable cultivar coca que café, o cualquier cultivo lícito, para no mencionar las “externalidades” de violencia, degradación moral, social y ambiental de tal lógica productiva.  

Es sabido que cada cultivo genera un imaginario cultural y social y una  lógica organizativa y tecnológica de la producción. Esta propuesta busca  desde la iniciativa de otra economía sana, desestimular este tipo de lógica productiva perversa, que socava los valores humanos y la dignidad de cualquier colombiano. Sólo basta observar la insania mediática de algunos Medios de comunicación, que convirtió a los narcotraficantes en héroes populares.   

Sabemos que la renta de estos cultivos ilícitos va a los grupos mafiosos y a la banca internacional, y no se revierte a las comunidades que las producen como tales, sino a los individuos en cuanto agentes de un sistema mecánico e inhumano, que estimula su deshumanización socavando el tejido social de cualquier nación. Estamos convencidos, que el narcotráfico es una economía política de la degradación humana, una forma moderna de esclavitud, no sólo rentable para el capital internacional, sino una forma de esclavitud emocional y social para los pueblos.

Nos llama la atención el énfasis economicista de crítica a la economía del narcotráfico y el silencio o tal vez ignorancia intencional sobre la cultura perversa que genera tal sistema de reproducción del capital, cuando la banca mundial orientada por algunas grandes potencias, se alimenta diariamente de esta “economía subterránea”,(¿?)  que le ha permitido pasar  con éxito, a veces, sus crisis especulativas, y haciendo oídos sordos a líderes políticos y estudiosos serios del tema, que llaman a un control  internacional de la circulación de estos capitales, y sobre todo a la Transparencia, tanto en la economía como en la política.       

No es un secreto que las economías de  los imperios de occidente se levantaron en la reciente historia, sobre los huesos, la sangre y la miseria de millones de indios, negros, blancos, amarillos y mestizos de la tierra, siguiendo una vertiente lógica del aristotelismo teórico que engendró el concepto  del homo economicus, el hombre económico, una tara conceptual y científica que es ideología de las sociedades modernas, ya que el hombre y la mujer son ante todo, seres vivos, sensibles y pensantes, no objetos económicos, mercancías.

Esto significa, que el mercado mundial se mueve no por la acción mecánica, “objetiva”, (¿?) de la absolutizada ley de la necesidad física, sino por  las expectativas simbólicas y sicológicas, por las ilusiones sembradas en las mentes de la población por la propaganda mediática del capital. Una evidencia económica y sociológica, acallada en ciertos estamentos intelectuales, que demuestra que el ciudadano, no sólo es el Constituyente Primario de una Constitución Política, sino que es el artífice, el agente económico dinamizador de cualquier capital, y creador de nuevas formas económicas para el progreso de su nación.        

La propuesta de la Reconversión agrícola, implica no sólo lo específicamente económico sino lo cultural y lo afectivo. El desestimulo debe entonces incluir el aspecto social, cultural y productivo. Así las U.P.F., son una herramienta de reconversión social de estas familias desgarradas por el conflicto armado y esta economía perversa, además, la producción de estos cultivos es altamente contaminante y destructiva de los menguados recursos naturales.

La implementación de las U.P.F., busca desarrollar una nueva lógica productiva y cultural sana y vital, que devuelva a nuestras comunidades  su vocación agraria, artesanal e industrial,  un imperativo económico  no sólo de nuestra historia colombiana, sino de la humanidad ante el irreversible  cambio climático y de evolución natural, cuyo impacto más dramático se dará en la restricción de la soberanía alimentaria de las naciones.

1.9- Las Unidades Productivas Familiares, U.P.F.

Las Unidades Productivas Familiares, son unidades agroindustriales que de acuerdo a la situación social, agrícola y geográfica, serán sólo agrícolas o agroindustriales, y estarán dentro de un circuito económico completo ya que su producción tendrá garantizada la comercialización regional, nacional e internacional, sea como redes productivas nacionales o en asocio con la empresa privada, teniendo claro, que esta asociación no destruya ni devore a las UPF, cuya modalidad puede ser asociativa, superando los vicios de esta modalidad.

Estas UPF, tendrán al auditoría del gobierno nacional a través de una sola institución encargada de este programa para evitar el cruce de políticas, intereses y la corrupción.

Algunas de estas UPF, pueden ser complementarias de otros programas productivos del país, como los que lleva a cabo el Ministerio de Agricultura, ya que la idea central de esta propuesta es que los reinsertados sean otra vez una fuerza productiva del país.

Debemos mencionar que la estrategia económica del gobierno del Presidente Santos, con sus TLC y apertura comercial, implican una vigorización de los sectores productivos nacionales, así como exige una fuerte identidad social y nacional para lograr el salto  económico a una sociedad justa y de oportunidades para todos, en armonía con el medio ambiente natural. 

Sabemos que la inversión del capital de las corporaciones multinacionales de materias primas, no garantiza este tipo de desarrollo humano de la economía “nacional”. Pues para esto debe existir un mercado interno dinámico y vigoroso, que en nuestro caso, complemente la vocación creativa y productiva generadora de valor agregado del pueblo colombiano.  

De hecho algunas de estas UPF, se convertirán en complemento de nuevos sectores industriales y comerciales de la economía y otras crearan nuevas líneas de exportación y comercialización. 

1.10- Reforestación de 33´ millones de Árboles

Otro gran objetivo de las UPF, es la reforestación del país con 33´ millones de árboles nativos, con el objetivo de restaurar los bosques nativos, y la flora de las regiones y sus Cuencas Hidrográficas. Esta tarea que si bien es gigantesca exige una gran mano de obra, y va a garantizar no sólo una base natural para la agricultura, sino a elevar la calidad de vida de las ciudades. Se trata de un gran proyecto empresarial, social y productivo para el campo y la ciudad.

Desde el punto de vista ecológico, de la salud humana y del medio ambiente, sabemos que los árboles son junto con el agua los grandes productores de Oxígeno, un elemento clave para la reproducción de la vida humana, lo que incluye alimentos, salud física, emocional y mental. Cuando decimos vida humana, nos referimos a la salud ya que el oxígeno es un regenerador natural de primer orden del metabolismo celular, además de su gran contribución  a la captura  de CO2. 


2

2.1Fondo Fiduciario de Inversión para la PAZ

F.F.I.P.


Un sueño sólo puede triunfar sobre la realidad si se le da una oportunidad.
                                                                                      Estanislaw Lem


Hoy como nunca antes, tenemos ante nosotros la oportunidad de llegar a la meta de LA PAZ, y lograr que nuestro sueño, el sueño de LA PAZ, triunfe y brille con su corona de laureles, sobre la oscuridad y las tinieblas de la guerra.  

No obstante, en las dos etapas que  lleva este proceso, tanto la primera que ya está andando que son los diálogos para el acuerdo, como la siguiente denominada post-conficto, se tendrá que abordar necesaria y obligatoriamente el cómo se va a COSTEAR Y SOSTENER económica y financieramente todos estos ejércitos ilegales de desmovilizados y sus familias.      

No podemos caer en los errores del pasado, ha dicho el Presidente Santos, tales como cuando se le entregaron taxis y pequeñas parcelas a los desmovilizados del antiguo M-19, lo que en retrospectiva fue un rotundo fracaso que no de puede repetir.

En este orden de ideas, nuestra Propuesta-Proyecto, consiste en CREAR, lo que hemos denominado:

FONDO FINANCIERO DE INVERSIÓN PARA LA PAZ (F.F.I.P.)

¿Por qué lo denominamos así?:

FONDO: Porque como LA PIRINOLA, de Antanas Mockus: TODOS PONEN, o mejor, TODOS PONEMOS.
 
FIDUCIARIO:  Por cuanto la figura de un fideicomiso, es la mejor garantía para que los recursos que allí se depositen, (ver más adelante) tengan una DESTINACIÓN ESPECÍFICA: quiere decir que los distintos programas y proyectos que se deriven de los acuerdos de paz, no sean utilizados para fines ajenos a los acuerdos. De otro lado, la Fiducia como tal, lleva intrínseca la constitución de un PATRIMONIO AUTÓNOMO, con todas las ventajas jurídicas y financieras que se derivan de ésta: INEMBARGABILIDAD, RENDIMIENTOS FINANCIEROS, Y MANEJO TRIPARTITO: las dos partes en conflicto, y la Comunidad Internacional. Recordemos que el origen de la palabra FIDUCIA, se deriva de los vocablos latinos, FE Y CONFIANZA, connotaciones que son fundamentales para todo un proceso de paz entre las partes en conflicto.

Fe y Confianza que son requisitos indispensables, (sine- qua-non), para que tanto la Comunidad Nacional y más aún la Internacional, estén dispuestos a entregar sus respectivos aportes económicos al FONDO en mención.

DE INVERSIÓN:  Porque tal como lo dice uno de los miembros de la Junta Directiva del Banco de la República, Doctor Juan José Echavarría, en su reciente estudio, Historia Económica reciente de Colombia: Ninguna inversión es tan rentable como la paz. La guerra trae inseguridad, miedo a los inversionistas, baja la productividad y genera un gasto que se va a la basura, porque invertir (diríamos gastar), en lo militar sólo sirve para ganar la guerra, pero no crea riqueza.

Todos los estudiosos, en especial los economistas, han coincidido en el llamado, barril sin fondo, en cuanto a los recursos económicos que le significa la guerra a Colombia. Veamos algunas cifras y opiniones:

Según el profesor de Economía de la Universidad de Oxford, Paúl Collier, los países inmersos en guerras internas pierden cada año, un 2.2% de su crecimiento en el PIB, en otras palabras, si nos hubiéramos ahorrado la guerra de estos 50 años, seríamos un país tres veces más rico. (El Tiempo. Domingo 23 de Septiembre de 2012. Página 4). Lo reafirma la Doctora, Ángela Rottberg, Directora del Programa de Investigación sobre la Construcción de Paz, de la Universidad de los Andes:

Hay una relación directa entre seguridad e inversión. La prueba es que, gracias a la política de Seguridad Democrática, Colombia comenzó a posicionarse como un buen lugar para hacer negocios,  tal como lo muestran las cifras a partir del 2004, la Inversión Extranjera Directa, en Colombia se disparó hasta alcanzar el máximo histórico en el 2011, (13.234 millones de dólares, cifra que quintuplica a la del 200). Además las calificadoras de riesgo, Standard and Poor´s, Moody´s y Fitch Ratings, le otorgaron a Colombia el GRADO DE INVERSIÓN, por su visible mejora en las condiciones de seguridad, ya que desde 1999 no nos calificaban como país viable para hacer negocios.

De acuerdo a la Economista, Ana María Ibáñez en su investigación, concluye que el agro es uno de los sectores que más pierde en productividad por el conflicto interno, ella encontró que sólo el 8% (¡) de los predios del país con vocación y aptos para la agricultura, están siendo usados para este fin, a causa del despojo y del abandono derivados de la guerra, lo que supone pérdidas del 4.3% del PIB agropecuario. Igualmente el economista Carlos Caballero Argáez, Director de la Escuela de Gobierno de la Universidad de los Andes, manifiesta:

En un escenario sin guerra y con buenas políticas de inversión en infraestructura, el campo dejaría de ser La Cenicienta, de las Locomotoras del Desarrollo e incluso podríamos llegar a ser una potencia agrícola mundial.

Según Alejandro Baena, redactor del mismo periódico El Tiempo, en una Colombia EN PAZ, la factura de la energía bajaría, la tanqueada del carro se haría con menos dinero y los tomates saldrían más baratos, porque simplemente los costos de producción bajarían, si las empresas pudieran bajar su inversión (diríamos costos) en seguridad, a la que la mayoría dedican entre el 1% y el 5 %, según encuesta de la Universidad de los Andes, Si Ecopetrol se ahorraría los 11.000 barriles de Petróleo diarios, en promedio diario, que le cuestan las voladuras avaluadas en 2000 millones, o si el Estado invirtiera el 3.6% del PIB que le dedica a la guerra, en obras de infraestructura facilitando la salida de los productos del campos a la ciudad. 
  
Más grave aún, es que Colombia, con aproximadamente la quinta parte de la población del Brasil gaste casi la misma cantidad de recursos en su gasto militar, según UNASUR, que serían cerca de $4.250 millones de dólares, aquí no se incluyen ni las vidas humanas truncadas por la muerte, ni las pensiones por invalidez permanente o parcial, de muchos colombianos en su mayoría pertenecientes a las Fuerzas Armadas, que según cálculos pesimistas serían cercanos al 50% de la cifra anterior, es decir, unos $2.250 millones de dólares, sumando entre ambos, $6.500 millones de dólares.

Suponemos un escenario realista, en el cual el conflicto se acaba, pero el gobierno, tal como lo manifestó recientemente el Ministro de Defensa, Juan Carlos  Pinzón, que aún en épocas de Paz el gobierno no disminuiría el presupuesto de Defensa, que en promedio es  un 18%, siendo este rubro el más elevado de todos los  Ministerios.     
  
Sabemos, y es una verdad de Perogrullo, el hecho que sin conflicto el gobierno se ahorraría en promedio $6.000 millones de dólares cada año, o sea, $500 millones de dólares mensuales. Si, hipotéticamente tomáramos el 25% de esta cifra, igual a $125 millones de dólares, que por la TRM de $1.800 pesos, resultaría una cuantía de $225.000 millones de pesos. Si este monto lo dividimos por los 10.000 excombatientes que según la Comisión de Paz, existen en el país, arrojarían la cifra de $22´500.000, de pesos mensuales para cada uno, recursos nada despreciables.

Un supuesto bastante objetivo, respecto a que gran parte de los gastos del conflicto se van para el extranjero, (un promedio del 80%) en compra de equipamiento y tecnología militar. Podríamos inferir, que si este dinero fuese gastado y/o invertido por los excombatientes y sus familias en el post conflicto, dentro del territorio nacional, tendría UN EFECTO MULTIPLICADOR EN TODA LA ECONOMÍA NACIONAL DE 5 VECES; con base en cálculos del DNP, Departamento Nacional de Planeación, y Fedesarrollo, (al que se le denomina en teoría económica, el efecto multiplicador del gasto).  

Ahora bien, hasta aquí sólo hemos considerado la porción del presupuesto del gobierno que alimentaría al F.F.I.P.

¿De dónde provendrían los otros recursos económicos que garantizarían este proceso de Paz?:

Con base en el principio de TODOS PONEMOS

1-De La Comunidad Internacional
2-Del sector más productivo de la Economía Nacional.               
3-De los Bonos Verdes.
4-Una Gran Compañía para la Industrialización de los
   Derivados de la planta de Coca.
5-Ahorro del PP militar en la lucha contra los grupos alzados en armas.
6-Ahorro del PP militar en la interdicción al narcotráfico.

CADA UNO DE LOS PRIMEROS CUATRO ÍTEMS, TIENEN SU CORRESPONDIENTE SOPORTE MATEMÁTICO-FINANCIERO, QUE SERÁ EXPUESTO CON PRECISIÓN Y DETALLE DE LA VIABILIDAD ECONÓMICA Y JURÍDICA DE LA PROPUESTA, LOS DOS ÚLTIMOS CORRESPONDEN AL PRESUPUESTO NACIONAL ACTUALIZADO, PARA VERIFICAR. 

Tal como lo hemos planteado, EL POS CONFLICTO tiene un alto costo, no sólo en cuanto a la adaptación de los seres humanos, hombres, mujeres y sus familias, que al dejar las armas casi como su único modus vivendi, se encontrarán con un choque cultural y sicológico en donde es más que necesario, obligatorio, un proceso educativo y de capacitación, para la  adaptación a la nueva vida.

Una de ellas; que además de quedarse en el campo, en la montaña, evitaría su migración a las ciudades, sería capacitarlos como GUARDABOSQUES Y SEMBRADORES DE BOSQUES, que les daría un buen estipendio económico. Remuneración que además pagaría con creces la Comunidad Internacional, a través del denominado Fondo Verde, que junto con la REDD+ (Reducción de Emisiones de Gases Efecto Invernadero por Deforestación y/o Degradación), que pagan por la captura del CO2.

En la actualidad según el Panel Internacional para El Cambio Climático, I.P.C.C. (por sus siglas en inglés), una hectárea de bosque puede capturar entre 80 y 200 toneladas de CO2 al año. Por ejemplo, en Acandí, norte del Chocó, zona de Urabá, están pagando la tonelada de CO2 a $7 dólares (siete dólares/tonelada/CO2/año), durante 15 años. Esta situación se ha derivado de los compromisos que se adquirieron con la firma del Protocolo de Kioto, y sus Conferencias posteriores en Balí, Copenhague, Toronto, Veracruz , Durbán y Río de Janeiro.

No es difícil para el gobierno colombiano que entre las regiones del Chocó Cauca, Nariño, La Amazonía, la Orinoquía, lo Llanos Orientales, el Caribe, los Santanderes, reunir 50 millones de hectáreas y entregárselas a los excombatientes:

1-Sin propiedad, o sea, POR ADMINISTRACIÓN DELEGADA, con sus respectivos linderos, sus coordenadas cartesianas, etcétera.
2-En propiedad, o en arriendo, aclarando que estas opciones dependen de las Conclusiones de la Mesa de Negociación.

Esto, sólo para que se responsabilicen de cuidarlas, protegerlas y resembrarlas de árboles nativos, donde además deben participar todas las Corporaciones Autónomas Regionales y la Red de Universidades, que los capacitaría, adiestraría y asesoraría en el BUEN MANEJO Y GOBERNANZA de los bosques. Lo anterior representaría una suma de US $350´000.000, oo millones de dólares al año, es decir, US $ 5.250´000.000, oo  millones de dólares durante los próximos 15 años, según lo estipula el Protocolo de Kioto, más conocidos como BONOS VERDES.

Este capital se depositaría en EL FONDO FIDUCIARIO DE INVERSIONES PARA LA PAZ, y de allí se les pagaría a los nuevos Guardabosques o combatientes desmovilizados de cualquier grupo.

Nota: Es de todos sabido, que el Protocolo de Kioto expira el 31 de Diciembre del 2012, sin embargo, hay Comisiones internacionales trabajando para su prórroga, siendo Colombia uno de los líderes de esta Prórroga.

Otra de las fuentes económicas para alimentar este F.F.I.P. sería con la INDUSTRIALIZACIÓN DE LA PLANTA DE COCA.

Tenemos información suficiente de cómo los indígenas NASA de los Departamentos de Cauca y Nariño, fabrican licores, jabones, ungüentos, medicinas y alimentos con la hoja de Coca. Lo que realmente hace perversa a la Coca, Planta sagrada y ancestral de nuestros indígenas andinos, es su transformación en clorhidrato de cocaína, el polvo blanco llamado comúnmente cocaína.  
       
Por ejemplo, el licor de Coca llamado, COCA-RON, que además de ser exquisito tiene propiedades medicinales, según aseguran los indígenas y ni su producción ni su mercadeo pueden considerarse difíciles.

Con base a la información suministrada por los indígenas, una botella de COCA-RON de 750cc, a $2.700, oo o sea, US $1.50 dólares, (a TRM $1.800, oo pesos). Este precio incluye la bebida, la botella, la etiqueta, la tapa de seguridad, y el empaque en cajas de cartón de 12 botellas.   

Si destinamos toda la producción para la exportación, lo cual estaría exenta de impuestos nacionales, y si calculamos la producción en 60 millones de botellas al año, que es lo que vende solamente la ILA, Industria de Licores de Antioquia, a un precio de US $ 15 dólares botella, arrojaría utilidades por valor de US $810´000.000, oo millones de dólares al año. No incluimos los estudios sobre los jabones, alimentos, medicinas y otros subproductos de la planta de Coca, por su extensión.   

Proponemos esta alternativa de la planta de Coca por dos grandes razones:

1-Para ofrecer una salida a la industrialización perversa de este cultivo sagrado.

2-Para aprovechar de inmediato, las 60.000 hectáreas sembradas de planta de Coca, de acuerdo a los informes de la Oficina Nacional de Estupefacientes, que generaría la materia prima para los productos lícitos y saludables. Este aprovechamiento incluye la reorganización productiva y la regularización de miles de familias forzadas por la necesidad económica,  a ocuparse de esta actividad.

Con esta reorientación productiva e industrial, se cortaría de un tajo el oxígeno a la perversa actividad del narcotráfico con todas sus secuelas degradantes y delincuenciales para nuestras gentes, a la vez que significaría un ahorro billonario para el Presupuesto, en la persecución e interdicción de la misma, un ahorro que iría a engrosar el F.F.I.P., Fondo Fiduciario de Inversión para la PAZ.

2.2-Aporte de los Empresarios

Insistentemente se ha escuchado de parte de los empresarios hacer un aporte económico significativo para la PAZ.  Dichas voces provienen de los diferentes gremios encabezados por el Consejo Gremial Nacional. Partiendo del Estatuto Tributario vigente, este contempla que por cada Donación que se haga a determinadas Fundaciones, se contemplan descuentos tributarios para los donantes que van desde el, 30% al 150%.

Siguiendo estos beneficios se puede aplicar el mismo concepto tributario, de tal manera que los empresarios donen al F.F.I.P, Fondo Fiduciario de Inversiones para la PAZ, el 1% de sus UTILIDADES OPERACIONALES en los próximos 10 años, teniendo una contraprestación gubernamental del 1.25% de descuento tributario, para cada uno de los años siguientes.

Con base en un estudio realizado por la Superintendencia Financiera, la Superintendencia de Sociedades, la Contaduría General de la Nación, Cámara de Comercio de Bogotá, y publicado por la revista Dinero No 398 de Mayo 25 de 2012, el cual publica la actividad económica de 5.000  empresas de Colombia, éstas arrojaron UTILIDADES OPERACIONALES por $83.4 BILLONES DE PESOS, siendo el 1% de esta cifra, la cantidad de $834 MIL MILLONES DE PESOS.

Debido a que esta deducción tributaria debe ser aprobada por el Congreso Nacional, es importante mencionar que en la actualidad se está discutiendo una Reforma Tributaria, donde se debería incluir esta propuesta para la PAZ.
La suma de todos estos aportes al Programa propuesto, para el Fondo Financiero de Inversiones para la PAZ, F.F.I.P., éste tendría para el primero año de actividades:

1-    Bonos Verdes                                    US$ 350´ millones
2-    Industrialización de la Coca               US $ 810´ millones
3-    Aporte de los Empresarios                US $ 463´,33 millones
4-    Ahorro del PP en la guerra contra los grupos insurgentes
                                                              US  $125´millones
5-    Más el ahorro del PP militar en la interdicción del narcotráfico, por determinar.
      
    TOTAL APROXIMADO:    US$ 1.748´.33 MILLONES DE DLS

Este sería el plante inmediato y real para  “el arranque” de la PAZ.



Cordialmente,


Omar Vesga Núñez
abarist.blogspot.com

Juan Guillermo Echeverry Gutiérrez.   

Bogotá Septiembre-Octubre de 2012.





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